Olabe era un problema

Resulta paradójico que quien fuera vendido como la gran solución a todos los males futuros de la Real, la persona que venía a dar un impulso pensando en el futuro de club blanquiazul, se haya terminado convirtiendo en un problema que ha derivado en su salida de la entidad sólo unos meses después de su llegada. Ha sido el propio Roberto Olabe quien se ha autoseñalado como parte de un problema este fin de semana en el Summit de Bilbao. Poco más se puede añadir ya que sus explicaciones han estado rodeadas, como casi siempre, de ese barroco lenguaje con el que el vitoriano logra ser poco concreto, demasiado ambiguo. Es curioso, asimismo, que haya elegido ese escenario para dar las únicas explicaciones públicas a su dimisión, cuando en los tres últimos meses no se ha sabido nada de él. Sus manifestaciones, en cualquier caso, además de mayormente huecas, son insuficientes para una masa social txuri urdin, a la que finalmente se deben, que aún se pregunta a qué vino y por qué se fue. De lo que no cabe duda es de que su fichaje generó un problema, que bien pudo ser responsabilidad suya o de los que ya estaban. La figura de Loren ha salido reforzada después de toda esta operación, como demuestra su anunciada renovación que, eso sí, sigue sin concretarse y a la que, necesariamente, debería seguir una comparecencia pública del director deportivo para aclarar más de una cuestión. Respecto al creciente poder de Eusebio, basta echar un vistazo al peso que va a tener su criterio en la confección de la plantilla para calibrarlo. En determinados estratos del club recelan ante esa capacidad de decisión en aumento que le otorgan al técnico tras la que, quién sabe, esté el problema que ha señalado Olabe. Quizá alguien, algún día, lo explicará