Mundo Deportivo (Gipuzkoa)

“NO HABÍA OÍDO HABLAR NUNCA DE KRASNODAR”

- Germán Melero Donostia

Su cuota de protagonis­mo no era tan llamativa como si fuera uno de los 18 jugadores convocados por Jagoba Arrasate para el partido que la Real jugó en Krasnodar hace tres años. Pero si alguien está capacitado para ser contenedor y relatador de historias, es Matías Jiménez (Donostia, 1954), delegado del equipo entonces. Ha vivido viajes de todos los colores, entre otros, el último del club allende del Viejo Continente.

¿Esperaban la derrota en aquella eliminator­ia?

Ningún equipo viaja pensando que está todo hecho, ni nada por el estilo. Sí que había cierta confianza en pasar la eliminator­ia. Lo pensábamos después de ver los informes y después de haber dejado la portería a cero en el partido de ida (1-0 a favor de la Real con gol de Xabi Prieto). Y por supuesto que el equipo no fue relajado. Eso no pasa ni aunque vayas con un 8-0.

Krasnodar, ciudad caucásica del sur de Rusia. Suena a viaje exótico. ¿Lo fue?

Recuerdo que íbamos a un sitio sobre el que no habíamos oído hablar nunca. Fíjate que yo he seguido toda clase de acontecimi­entos deportivos en mi vida, de todos los países, pero sinceramen­te ni me sonaba. Ni a mí, ni a casi nadie, la verdad. Hacía poco que habíamos jugado relativame­nte cerca, en Donetsk. El viaje no tuvo nada en particular. Al margen de los jugadores, los que de alguna manera podemos compaginar el trabajo con cierto asueto, poder ver qué era aquello, no captamos nada de lo que luego leí: que si era uno de los sitios más peligrosos de Europa y tal. Nada de eso.

El rival tampoco era demasiado conocido.

El partido fue raro en muchos aspectos. Empezando por los vestuarios, luego el propio campo, con una tribuna llena de soldados detrás de una portería... El césped, por ejemplo, no tengo el recuerdo de que estaba mal. Sí que tengo más difuso en la memoria el desarrollo exacto del partido: de las cosas malas me intento olvidar rápidament­e.

A la Real le escamotear­on un penalti que pudo cambiar la eliminator­ia.

Sí. Y con 2-0 le pegamos al larguero. Nos hubiera dado la clasificac­ión esa jugada y en la siguiente nos hicieron el 3-0 a la contra. Se lesionó Rulli y Finnbogaso­n no pudo jugar porque había caído lesionado en la anterior eliminator­ia. Luego no salió bien, pero era una baja importante porque era nuestro fichaje del año. Yo te diría que vamos otra vez a Krasnodar y no perdemos 3-0.

Todo salió muy torcido. ¿Existe un por qué?

No nos salieron las cosas y ya está. Nada que achacar a los jugadores. No hubo falta de nada, ése es el argumento fácil. Los jugadores siempre salen a ganar los partidos. ¡Y el contrario también jugaba! Este año, sin ir más lejos, han jugado contra el Celta en unos cuartos de final de la Europa League.

O sea que no era una perita en dulce.

No, no, aquí tonto no es nadie. Si hubiéramos ido con un 2-0 o con un 3-0, ellos igual habrían salido al campo de otra manera, pensando en que lo tienen muy complicado. Salieron a morder y les salió bien.

Usted conoció la Champions desde dentro, no sólo estas previas de la Europa League. ¿Qué recuerda de los viajes por Europa como delegado de la Real?

No tiene nada que ver con los viajes que tenemos que hacer en la Liga. Aquí todos los equipos te reciben con mucha atención. Te indican dónde tienes que ir, hablas con ellos de todo un poco... En el extranjero todo es diferente y mira que hemos ido a países diferentes. Yo, por lo menos, a todos los de la Champions menos a Leverkusen, uno de los pocos a los que he faltado en mi etapa profesiona­l. Nos pasaba lo mismo cuando nos desplazába­mos a campos extranjero­s en pretempora­da. Me acuerdo de una en Italia, donde en ningún sitio nos hacían ni caso. Nos decían cuál era nuestro vestuario y se acabó

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FOTO: LUIS MARI UNCITI Matías Jiménez posa en una entrevista reciente que concedió a Mundo Deportivo

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