Una apuesta que roza el drama
Mikel Larrañaga se embolsa los 6.000 euros tras desfallecer Alex Txikon víctima de una hipoglucemia y terminar el aizkolari a duras penas
Mikel Larrañaga y Alex Txikon rozaron ayer el drama en la plaza de toros de Azpeitia. Lo que debía ser una pugna por ver quién era el más fuerte en una apuesta en la que debían de realizar 20 alzadas con el cilindro de 100 kilos, cortar 12 y 10 kanaerdikos respectivamente y correr 7,5 kilómetros, se transformó en una prueba de supervivencia en la que ambos pusieron su salud en juego.
Txikon cayó desplomado sobre la arena cuando estaba en disposición de superar a Larrañaga en la carrera a pie y tuvo que ser trasladado al hospital víctima de una hipoglucemia. Su rival, que ya entonces estaba dando muestras claras de debilidad, continuó hasta que su cuerpo dijo basta. Entonces comenzó a balancearse, teniendo que agarrarse a la barrera para no caer. A duras penas, caminando con mucha dificultad, pudo continuar para completar las ocho vueltas que le separaban del final y alcanzar una meta que puso fin a la agonía. Ganó 6.000 euros, pero casi pierde la salud. Dramático.
En una plaza de toros que contó con una importante presencia de público, Larrañaga y Txikon, tras guardar un minuto de silencio por el fallecimiento de Zerain y Galván, se pusieron manos a la obra con la cilíndrica de 100 kilos que debían alzar en 20 ocasiones.
De la primera prueba salió el aizkolari guipuzcoano por delante con unos 10 segundos de ventaja, renta que fue aumentando en su especialidad, la aizkora. Ahí Larrañaga comenzó a poner tierra de por medio mientras Txikon se fajaba para que la distancia no fuera excesiva y pudiera recuperarla en la carrera a pie, la disciplina donde su rival era más débil.
Larrañaga cortó los 12 kanaerdikos con una amplia ventaja, aunque buena parte de la misma la perdió al cambiarse de zapatillas, maniobra que Txikon no realizaría y que le permitió comenzar a correr con apenas 500 metros de desventaja sobre su rival.
Final inesperado
La cosa ya pintaba mal para el aizkolari azpeitiarra, al que pronto se le vio sufrir. Txikon por su parte aumentó el ritmo y comenzó a recortar la ventaja. Rápidamente la renta fue menguando y cuando la apuesta parecía caer claramente del lado del montañero, sucedió lo inesperado. Txikon se paró, comenzó a balancearse hasta que cayó sobre la arena. Las asistencias corrieron a atenderle mientras Larrañaga, absolutamente derrotado, comenzó a ver la posibilidad de ganar. Mientras Txikon era reanimado, Larrañaga comenzó a venirse abajo con síntomas similares a los de su rival, que fue llevado en ambulancia a un hospital con una hipoglucemia -disminución de la glucosa en sangre- y con una saturación baja de oxígeno. Allí, tras recibir suero, sería dado de alta.
Larrañaga, que parecía tener los 6.000 euros en el bolsillo, completó las últimas vueltas como si de una penitencia de Semana Santa se tratara. A duras penas fue caminando mientras con una esponja trataba de refrescarse y encontrar el aliento necesario. Por momentos parecía que no iba a ser capaz, pero Larrañaga completó los 7,5 kilómetros, embolsándose los 6.000 euros. La pregunta es si alguien no debería de haberle parado