“No sé por qué me tiró Quintana”
Alberto Contador espera recuperarse de los golpes, no se da por rendido y advierte que “la tercera semana será entretenida”
Jornada de reflexión. Después de la dureza extrema del Mont du Chat, que se cobró los abandonos ilustres de Geraint Thomas y Richie Porte tras duras caídas y la llegada fuera de control entre otros del sprinter Arnaud Démare, la caravana del Tour afrontó ayer una de las jornadas de descanso más merecidas que se recuerdan, en la que los ciclistas aprovecharon para recuperarse del castigo físico y conceder las tradicionales ruedas de prensa.
Trek-Segafredo convocó a los medios en el Château des Reyants, donde Alberto Contador tenía que aclarar cuál era su estado tras las dos caídas en la 9ª etapa. El de Pinto reconoció que tras el tiempo perdido, ahora está a 5’15” de Froome en la general, no le queda más remedio que “hacer otro planteamiento de carrera”, sobre todo porque “tengo el cuerpo dolorido por todos los lados. Me he estado tratando con la maquina de radiofrecuencia, con frío, estoy haciendo lo posible para recuperarme”, y de nuevo recordó el incidente con el líder del Movistar en la ascensión del Mont du Chat, que derivó en su segunda caída. “Nairo se chocó contra mí, no sé por qué me tiró, fue un impacto fuerte”. En el Hotel L’Ecluse de Périgord el ciclista colombiano, 8º a 2:’13” del líder, admitió que la baja de Valverde “nos ha hecho falta para estar más acompañado” y aventuró que “ahora es más el querer que el poder, pero seguimos luchando, tratando de seguir recuperando. Hemos cedido tiempo por falta de fuerzas, no nos vamos a engañar”, confiando, al estar las fuerzas entre los favoritos más ajustadas que otros años, que la renta cedida “puede que no sea demasiada”.
Los dos ciclistas que están plantando más cara a Chris Froome –tras el abandono de Richie Porte, quien desde el hospital agradeció las muestras de cariño de los aficionados– son Fabio Aru y Romain Bardet. El campeón italiano se mostró “satisfecho del trabajo que estamos realizando” y reconoció que percibe la ilusión de los aficionados italianos, quienes sueñan con ver a un ciclista de su país vestido de amarillo en París. “Noto un gran apoyo en la redes sociales, sin el apoyo de los aficionados no somos nada”.
Tercero, a 52” de Froome, Romain Bardet es la esperanza francesa, sobre todo después de ser segundo en 2016. Pero, el de AG2R quiere tocar con los pies en el suelo: “Estoy muy contento con mi nivel, pero la experiencia me hace ser prudente”, aunque admitió que “estoy trabajando duro para vestir de amarillo, pero va a ser complicado, ya que Sky es muy fuerte”.
Precisamente, Chris Froome aseguró que “el equipo está en buena disposición para defender el maillot amarillo hasta París”, aunque espera no echar de menos la ayuda de Geraint Thomas, una de las bajas ilustres de la ronda gala. “Geraint no solo era segundo de la general, sino que era un ayudante clave para mí en las etapas de montaña. Definitivamente le vamos a echar de menos en la próxima mitad de la carrera”