Mintxeta se engalana para recibir a la Real
Había ganas en Elgoibar para ver el debut de los txuri urdin, con fiesta en las gradas y un césped renovado
Cuando la Real se pasea por Gipuzkoa, se palpa en el ambiente. Quizá sean los nervios de los aficionados más jóvenes, que contagian la atmósfera. La cosa es que ayer, a medida que uno se acercaba a Mintxeta, notaba algo distinto en el aire. No todos los días se recibe una visita tan especial, ni tampoco es habitual poder ver y estrechar las manos de tus ídolos cuando se bajan del autobús y se pasean tranquilamente entre los aficionados hasta alcanzar los vestuarios. Carreras por aquí, risas por allá, atracón de fotos y una emoción como la que se vive en las grandes celebraciones y gestas. Elgoibar se volcó con la Real y el resultado fue una fiesta en las gradas y una cordialidad que, por unas horas, dejó atrás los últimos resultados deportivos del Haundi.
El club elgoibartarra está de celebraciones, inmerso en su centenario, un hito muy presente en Mintxeta, aunque en el terreno deportivo acabe de atravesar un doloroso descenso a Preferente que costará digerir.
Ya avisaba Omar Aizpuru, nuevo técnico del ‘Haundi’ que, a pesar del disgusto que se ha llevado el pueblo, esperaba contar con el apoyo de la afición en su fortín. Y así fue. Él, por su parte, puso su pequeño granito de arena porque se volcó en dar instrucciones a sus jugadores, corregir posiciones y se desgañitó tanto que su quebrada voz sobresalía por encima de los cánticos de los chavales, más concentrados en las estrellas txuri urdines que en el desarrollo del propio amistoso. Puro nervio. Con 25 años, a Aizpuru le queda carrera por delante en los banquillos
La jornada festiva vivida en Elgoibar fue, en definitiva, un pequeño intervalo en el que el pasado y el futuro quedaron aparcados, porque no hubo ni un amago de lamentos ni amargas expresiones de disgusto. Felicidad por doquier y conversaciones distendidas por los cuatro costados. El largo acto de homenaje, que es como al fin y al cabo se podría definir este ‘bolo’ veraniego, arrancó antes del pitido inicial, con un sentido homenaje a los expresidentes del Elgoibar en el centro del campo y después Ane Beitia, la alcaldesa, hizo los honores de cortar la cinta e inaugurar un renovado césped que no pudo tener mejor estreno.
Mintxeta dio la bienvenida a la Real por todo lo alto. Una alfombra por la que los blanquiazules y el Haundi trataron de poner en práctica el trabajo desarrollado en estas primera jornadas de pretemporada. El resultado y las acciones de juego, lo de menos.
Rulli, agasajado
Curiosamente, en este tipo de partidos la afición está casi más pendiente de ver a alguien importante en la grada que de mantenerse atento a los noventa minutos de acción futbolística.
De ahí que, con la amplia presencia de jugadores, muchos con molestias físicas, y mandatarios de la Real en la tribuna principal, los movimientos y carreras fueron constantes. Algunos como Rulli e Illarra firmaron no menos de doscientos autógrafos y se sacaron instantáneas con prácticamente todos los aficionados, a los que les dio igual que el balón estuviera en posesión del ‘Haundi’ o que los goles fueran cayendo en su contra a cuentagotas.
El arquero argentino, que no quiso perderse el debut de sus compañeros y que presumiblemente podría vestirse de corto el martes en Irun, no desfalleció a pe- sar de no parar un solo segundo y de prestar menos atención de la que desearía a sus acompañantes. Illarra, más de lo mismo. Y Markel, Gaztañaga, Bardají... no anduvieron a la zaga.
Tampoco Aperribay, que podría presumir de estar más solicitado que la plantilla. El presidente ya es todo un maestro en el arte de los autógrafos y no anduvo a la zaga a la hora de atender por izquierda y derecha a quien se le acercaba.
Y de esta guisa, sin mayores sobresaltos, transcurrió la primera puesta en escena de la Real 17/18. Fue un precioso homenaje al Elgoibar, que trató de frenar la estampida txuri urdin sobre el césped. No lo consiguió. También fue una bonita jornada para la afición del ‘Haundi’, que vio de cerca a las figuras de la Real y dejó a un lado las penas deportivas.
Omar Aizpuru, nuevo entrenador del Elgoibar, se dejó la garganta en su estreno. Y la Real volvió a Zubieta contenta y con los deberes hechos
Aizpuru, técnico del Haundi, acabó sin voz y Rulli, sin muñeca con tantos autógrafos