Garbiñe quiere ‘bailar’ con Federer
“A comprarme un vestido para la cena de campeones, espero que con Roger”, que hoy busca un octavo título
Tras haber conquistado el título de Wimbledon, Garbiñe Muguruza se disponía ya a disfrutar de un momento único, la cena de campeones que organiza el All England Club a la conclusión de cada torneo. “Me tengo que ir a comprar un vestido, no tengo nada”, clamaba la española, ya que es una cita con un código estricto de vestimenta, como en la competición en sí. Ropa de gala, que también puede ser tomada prestada del almacén que el club tiene para cubrir urgencias de este tipo.
“Preferiría bailar con Roger Federer. Me gusta también Cilic, lo digo en serio, pero quiero comprobar si es también elegante bailando”, bromeó Garbiñe Muguruza. Antaño era el Baile de Campeones, el protocolo indicaba que el festejo se abría con los dos mejores de categoría individual danzando. Ahora, fotografía conjunta y a la mesa a disfrutar de las viandas.
Federer todavía tiene que ganarse la invitación, hoy (15.00 horas/#0, Canal+ Deportes 2) ante el croata Marin Cilic. El suizo, de 35 años, vuelve a estar ante un hecho histórico, ya que en su undécima final en la ‘Catedral’ aspira a convertirse en el más laureado del evento masculino, rompiendo el equilibrio a siete coronas con Pete Sampras y William Renshaw.
Persigue además un decimonoveno Grand Slam, tras haber dominado a Rafa Nadal en el Open de Australia’17. No ha entregado un solo set en las seis rondas previas. Delante, Cilic, campeón del Open USA 2014 y aspirante a emular a su compatriota Goran Ivanisevic, vencedor en Londres en 2001.
Federer, quinto del ranking (como mucho ascenderá a la tercera plaza) domina la serie personal con Cilic, 28 años y 6º del mundo, por 6-1. El balcánico puede aga- rrarse al lejano antecedente del Open USA’14, donde venció por 6-3, 6-4 y 6-4 en semifinales, o al más reciente de Wimbledon’16, ronda de cuartos. Perdió, aunque en el quinto set y con tres bolas de partido a favor: 6-7 (4), 4-6, 6-3, 7-6 (9), 6-3. Eso sí, el de Basilea ha reco- brado todo su esplendor