El niño de Elgoibar que soñaba en txuri urdin

Ni el interés del Athletic, ni lesiones ni cesiones infructuosas echaron por tierra su deseo

Markel se marcha de la misma manera en la que llegó, en silencio, sin ninguna palabra más alta que otra. Agradecido y habiendo cumplido el sueño de aquel niño de 11 años que llegó a Zubieta: jugar con la Real, el equipo de su corazón. No sucumbió a los cantos de sirena que le llegaron del Athletic y eso que el peligro era más que evidente por el hecho de ser de Elgoibar y su proximidad geográfica con Bizkaia. Markel nunca dudó. Él quería jugar en la Real.

El suyo no ha sido un camino de rosas. Todo lo contrario. Antes de subir al primer equipo tuvo que buscarse las habichuelas en dos cesiones, Eibar y Vecindario, ésta última nada provechosa. Y luego llegaron todas las lesiones que hicieron pensar que su cuerpo no iba a poder aguantar la exigencia física del fútbol de elite.

Sin embargo, supo reconducir su situación y convertirse en un futbolista importante, tal y como se demostró en la 12/13, con Montanier en el banquillo, en una de las temporadas más brillantes realizadas por la Real en su historia más reciente. Unos años antes, con Martín Lasarte al frente pudo vivir uno de sus momentos más especiales, el ascenso a Primera. Lo celebró por todo lo alto.

Markel puede presumir de haber jugado la Champions League con su Real, y también la Europa League, aunque esa eliminación a manos del Krasnodar todavía sigue escociendo. ‘Txelete’ ya no tendrá que aguantar las bromas de sus compañeros por su falta de gol -4 en 212 partidos- y el primero lo marcó no hace mucho. Ahora sus compañeros serán los que le echen de menos. Zubieta se queda sin su sonrisa y sin un buen jugador de fútbol

Muchas han sido las bromas que ha tenido que aguantar por su falta de gol