El pacto de Balaídos
Al calor de la euforia por la clasificación in extremis para la fase de grupos de la Europa League, la plantilla de la Real hizo un pacto en virtud del que los jugadores más importantes debían continuar por lo menos este año en la plantilla con el fin de ser competitivos en todas las competiciones en el presente ejercicio. Ese convenio no escrito está en peligro de resquebrajarse por los cantos de sirena que le están llegando a Iñigo Martínez. Ya se quebró con la salida de Yuri Berchiche, pero al zarauztarra le abrieron la puerta cuando llegó la oferta de 13 millones por parte del Paris Saint Germain.
Tras clasificarse para la Champions League en 2013, la escuadra txuri urdin perdió a Illarramendi, que decidió marcharse al Real Madrid. Un año después, en puertas de disputar una doble eliminatoria para entrar en la fase de grupos, Griezmann se fue al Atlético de Madrid y Claudio Bravo, al Barcelona. El ‘pacto de Balaídos’ nace del escarmiento que provocaron esas dos situaciones. Los jugadores no quieren otra fuga de talentos que suponga una evidente merma del potencial para una campaña tan importante para la entidad y para cada uno de ellos en particular.
Gero Rulli, por ejemplo, volvió a decir que no al Manchester City, que quería reclutarle pagando los 14 millones de euros que figuran en su contrato para el club inglés. También el Nápoles se interesó por él, aunque no llegó a dirigirse a la Real. Por Odriozola han mostrado interés el Barcelona, el Real Madrid y algún potente equipo europeo más, aunque es disuasorio el guarismo de su nueva cláusula de rescisión, 40 millones de euros. En la Real también hay cierto temor a que algún equipo -Everton, incluso Barcelona- venga a por Willian José, aunque el brasileño declaró que no se quiere ir. De momento, no quieren romper el pacto