Pacto difícil de respetar

Al calor de la euforia por el empate postrero en Vigo que trajo el sexto puesto y la clasificación para Europa, los jugadores importantes de la Real sellaron un pacto en virtud del que por lo menos este verano no se iban a producir salidas de cara a ofrecer un gran rendimiento en un curso tan exigente e importante como el próximo. Y no va a ser fácil de que se cumpla. Ya han llegado los esperados cantos de sirena, en algunos casos aumentados por la caja de resonancia de los representantes.

Yuri se marchó al PSG porque a la Real le sedujo desde el principio la oferta francesa y al futbolista, la ficha que le ofrecían. Queda por ver si el pacto de Balaídos no se resquebraja por algún otro flanco. El dinero siempre distorsiona voluntades y emociones. Es tentador y la vida del futbolista es corta. No es de extrañar que los euros del Inter de Milán hayan dado qué pensar a Iñigo

Martínez. Que se le hayan hecho los ojos chiribitas y que aún esté debatiéndose entre hacer caso a la llamada de la cuenta corriente o a la del corazón. En el caso de Rulli, si bien es normal que el Napoli se haya fijado en él, más bien parece una maniobra de asesor. La propia radio oficial del club partenopeo desmintió ayer que haya hecho una oferta a la Real. Si el argentino rechazó al City hace unas semanas por saber que tiene una plaza asegurada en la Real y un Mundial en juego, no tendría sentido que se fuera a San Paolo, con Reina de momento en la plantilla y un futuro incierto en cuanto a participación. Y mientras todo esto sucede, el departamento de fichajes tira de futbolistas con pasado txuri urdin, a los que abrieron la puerta en su momento, para apuntalar la plantilla. Estudiaron la posibilidad de José Ángel y ahora la de De la Bella. Si se marcha Iñigo, igual llaman a Demidov