Un belga con sangre brasileña
‘Janu’ dejó detalles de la clase que atesora, se asoció bien con Kevin pero le falta rodaje
Adnan Januzaj es un jugador especial. Se le nota en los entrenamientos de Zubieta y también cuando coge la pelota en los minutos que ha tenido en los amistosos, una hora si contamos los de ayer. En Biarritz, el belga se estrenó como titular y dejó varios apuntes frente al Saint-Étienne. El primero: que su pasaporte indica que es belga pero él se siente brasileño. O por lo menos se comporta como los jugones cariocas. ‘Janu’ tiró de un clásico veraniego, las bicicletas, y también de controles inverosímiles y más detallitos del estilo. Siempre con un aire anárquico, algo insolente, ofreciendo la mejor de las sonrisas de cara a la galería, sorprendida una y otra vez por los trucos que se iba sacando bajo la chistera el protagonista.
En el debe se podría apuntar que aún le falta entendimiento del juego que ya ha tejido la Real y de otra circunstancia habitual a estas alturas del año: es evidente que tiene que acumular bastante más rodaje. Porque no se esforzó mucho, o no demasiado, en ir detrás de la pelota en tareas defensivas durante los 45 minutos que estuvo sobre el césped, ni fue de los jugadores que más distancia recorrió en ese primer acto. Uno de sus principales objetivos en Holanda tiene que ser el de trabajar la resistencia antes de que asome la competición oficial. Eso seguro.
El último fichaje de la Real encontró acomodo de inicio en su posición natural. Eusebio le colocó en la línea ofensiva, escorado en la izquierda, formando tridente con Canales en la otra banda y Juanmi de delantero centro. Atrás tuvo a uno de sus fieles aliados en sus primeros días como txuri urdin. A Kevin, cómo no. Desde que ha aterrizado en Donostia, Januzaj ha encontrado en el internacional portugués Sub-21 a un inmejorable traductor, porque ambos se expresan en francés con absoluta claridad, pero también a un compañero y amigo. Al igual que le ha sucedido con Zurutuza.
Kevin, un aliado
Kevin y Januzaj, Januzaj y Kevin. La pareja intentó varias combinaciones por su banda, mostrando síntomas de que se están empe- zando a entender bien tanto fuera como dentro del terreno de juego. Habrá que seguir con detenimien- to las evoluciones de los dos si, co- mo parece, empiezan a compartir minutos en el verde a partir de que la Liga suba la persiana el 19 y 20 de agosto. Es una asociación inte- resante que va por el buen cami- no.
Por lo demás, los 45 minutos de Januzaj se podrían resumir en un par de jugadas y acciones más allá de la exhibición de fútbol técnico que dio. En el primer balón claro que llegó a sus dominios, al cuarto de hora de juego, dejó atrás a su de- fensor con un quiebro estético y se lanzó a una carrera que fue inte- rrumpida enseguida. Luego trató, con buena intención pero sin cum- plir el propósito, un cambio de jue- go con su derecha. Porque esa es otra, Januzaj se desenvuelve bas- tante bien con ambas piernas
Juega con un aire anárquico, algo insolente, y se saca trucos de la chistera