Casos diferentes
Para un club del tamaño de la Real, hacer una buena temporada, cumplir con el objetivo de ir a Europa y disfrutar con el juego y el momento de forma de sus futbolistas tiene, de forma irremediable, una consecuencia negativa: los protagonistas de la pasada campaña están expuestos a las acometidas de los grandes. Yuri ya ha sido víctima de ello y ya forma parte de la plantilla de Unai
Emery. Pasado ya el huracán PSG, la Real aguarda agazapada, en tensa calma, a que se desaten las próximas tormentas: Rulli e Iñigo Martínez podrían ser los próximos en sufrir la acometida del poderoso caballero, llamado don dinero. Son dos piezas básicas para Eusebio Sacristán, jugadores con un enorme futuro por delante y que han sido imprescindibles para la Real desde que pasaron a formar parte de la plantilla. No obstante, pese a ser casos similares, distan mucho de ser iguales y la Real no los tratará del mismo modo. Por Iñigo Martínez no cabe otra que pedir la cláusula. Es un jugador de la casa, con difícil recambio a un precio razonable y a la Real no puede interesarle en ningún momento hacer negocio con él, sobre todo si quiere mantenerse fiel al principio de apostar de forma decidida por la cantera. Rulli, sin embargo, es un futbolista por el que el club txuri urdin pagó 7 millones de euros la pasada temporada y, si este curso llega una propuesta como la que dicen que puede llegar de Nápoles -que ronde los 20 millones de euros-, es entendible que la Real se plantee hacer negocio. Lo ha hecho siempre con los extranjeros. De aquí se fue Darko por 3.500 millones de pesetas, Karpin por 1.000 o Kodro por 700 y la vida siguió su curso