Nadia, la jugadora que escapó de los talibanes
La danesa de origen afgano y estrella de Nike se forjó en un campo de refugiados
Dinamarca ha accedido a cuartos de la Eurocopa con altas expectativas y con una jugadora en su once titular a la que acompaña una emotiva historia: la danesa de origen afgano, Nadia Nadim.
La delantera de 29 años, tras pasar por el Skovbakken y el Fortuna danés y por el Sky Blue y el Portland Thorns de la Liga de Estados Unidos, es una estrella en su país y se convertía en abril en la primera futbolista de Dinamarca en fichar por Nike, que ha visto en ella un ejemplo único de éxito y superación.
Tenía 12 años cuando escapó de un Afganistán destrozado por la guerra. Su padre, Rabani, era un hombre de mente abierta, exjugador de hockey hierba y gran amante del fútbol. Nadia solía jugar con él en el patio trasero de su casa, pero cuando en 1996 se impuso el régimen talibán en su país, se prohibió a las mujeres recibir educación, trabajar, salir de casa sin supervisión masculina y, por descontado, practicar deporte. Ya sólo podía jugar a escondidas.
Un día, su padre no llegó a casa. Ni al siguiente. Al cabo de seis meses, se enteraron de que lo habían ejecutado en el desierto. La madre de Nadia, Hamida, decidió que tenía que huir de los horrores de su país junto a sus cinco hijas. Contrató a un contrabandista humano para huir hacia Inglaterra, donde tenían parientes.
Cruzaron Europa en la parte de atrás de un camión en condiciones extremas hasta acabar en un campo de refugiados en Copenhague. Allí, Nadia recogía balones abandonados para jugar con otros niños refugiados. “Sólo pensaba que el fútbol me hacía feliz, no en un futuro como futbolista”, destacaba en la ESPN. La familia se instaló en Dinamarca. En 2008, Nadia recibió la ciudadanía danesa, estudió medicina y empezó una triunfal carrera