Deciden los jugadores

No se cortó Rulli en la entrevista publicada ayer en este diario cuando fue preguntado por el interés del Nápoles. Se agradece la cuota de claridad, esa extraña cualidad que tanto escasea hoy en día en el fútbol, donde todos optan por mentir para salir de cualquier situación incómoda. En este caso también hay alguien está faltando a la verdad. Porque el club y el futbolista no dicen lo mismo. En Anoeta aseguraban que los italianos no habían presentado ninguna propuesta, mientras el arquero explicaba que Aperribay la tenía sobre la mesa. Como la mentira tiene las patas muy cortas, en breve sabremos quién es del de la nariz larga. El portero habló con total franqueza, pero quizá su mensaje no resultó muy lógico. Colocaba la pelota sobre el tejado del club: “La decisión es de la Real”, decía. En realidad, no. Todo está exclusivamente en sus manos. Si quiere seguir en la Real, seguirá. Es tan fácil como decirle al Nápoles que no acepta su oferta, que por muchos billetes que le ponga sobre la mesa quiere seguir aquí. A partir de ahí, no hay caso. No ha debido decir eso, de lo contrario no diría que “la Real tiene la palabra”. Porque el club sólo tiene esa capacidad de decisión si la voluntad del jugador es la de no continuar. Entonces, debe elegir entre igualar la ficha que le ofrece el comprador o aceptar la oferta. En cualquier caso, pasan los días y seguimos expectantes, a la espera de si este caso estalla definitivamente o se queda en una maniobra infructuosa de su entorno. Por cierto, interesante también lo que admitió, en otro ejercicio de sinceridad, el portero: “Iñigo tiene una oferta”, dijo. Pues eso. En ese caso, como en todos, decidirá el jugador