SÚPER MIREIA
Belmonte logra una gran plata en 400 estilos tras una remontada espectacular en la parte final Cierra uno de los mejores campeonatos de su carrera con un oro y dos platas universales
Hay platas que saben a poco y platas que saben a gloria. La lograda ayer por Mireia Belmonte en los 400 estilos del Mundial de Budapest fue de las segundas. De las que se luchan hasta el último metro, de las que requieren trabajo hasta el final. En definitiva, de las que se saborean mejor.
Mireia cerró con una espectacular segunda posición su Mundial, el que le ha permitido completar un palmarés que es, desde ayer, todavía más grande. Belmonte volvió a exhibir su tremenda regularidad en la prueba de los cuatro nados para lograr una plata por detrás de la imbatible Katinka Hosszu. La discípula de Fred Vergnoux era una de las dos opciones de la natación española para estar en las finales de la tarde de ayer. ‘Joanllu’ Pons, octavo en los Juegos de Río, fue décimo en las series de 400 estilos (4:16.27) y no pudo meterse en la final.
Así, Belmonte emergió de nuevo al rescate. Ya avisó por la mañana de que este podía ser a lo grande: fue segunda (4:35.29) en el global de las series tras nadar a los pies de una Katinka Hosszu (4:33.90) que guardó fuerzas. Belmonte, mientras, marcó distancias con mujeres como Elizabeth Beisel, Sydney Pickrem, Leah Smith o Hannah Miley. La espalda le penalizó, pero su exhibición en la braza y en el crol hizo el resto. De esta manera, amarró el segundo puesto de las series y pasó a la final de la tarde con la moral alta.
Una mejora clave
Moral que fue aumentando a medida que avanzaba la carrera por las medallas. Mireia era una de las mucha mujeres que optaban a los dos puestos de podio que dejaba abiertos una Hosszu imperial que fue superior desde el primer 50 a mariposa y que caminó a marchas forzadas hacia el título mundial (4:29.33). No era la lucha de Mireia. Ésta estaba en la pelea por la plata y requería de una gran primera parte de carrera por su parte.
Y Mireia la hizo. Amarró la segunda plaza tras el cien a mariposa. Eso sí, perdió dos puestos en el viraje. Pero nadó dos segundos más rápida que por la mañana en el tramo de espalda, la clave para recuperar una plaza y subir luego al podio. Porque Belmonte aguantó a la perfección el acelerón de la canadiense Sydney Pickrem en el primer cincuenta a braza para empezar a avisar en el segundo.
Mireia era cuarta a falta de cien metros. Pero su crol, como de costumbre, fue demoledor. Recortó un segundo con respecto a Pickrem y a Ohashi en el primer cincuenta y les pasó como una exhalación en el último largo. Su 4:32.17 era sinónimo de plata mundial. De su tercera presea en Budapest. De un broche soñado para un campeonato para el recuerdo