“LA DUREZA LA PONEN LOS CORREDORES”
Apasionado del ciclismo, Javier Guillén lleva ocho años al frente de La Vuelta. El director de la ronda española visitó MD en una entrevista en la que repasó las líneas maestras de la edición que arranca este sábado en Nimes (Francia), desveló los planes de futuro y analizó la salud de la carrera y los aspectos que más le preocupan. Usted es un gran apasionado del Tour, ¿qué le gustaría trasladar a La Vuelta? La enorme calidad que tiene la carrera. Se miman todos los detalles, ya sea en la retransmisión, en el tratamiento al sponsor o la colocación de la publicidad.
En La Vuelta somos muy buenos haciendo las cosas grandes, difíciles y ponemos las metas donde nadie las pone, pero a la hora del detalle, del mimo y el cariño tenemos mucho que aprender del Tour.
¿Qué Vuelta veremos?
Estoy muy contento con esta Vuelta. Tiene un pequeño déficit con relación al año pasado que es inevitable, los traslados. No queríamos una Vuelta con tanta rampa y sí con más finales en alto. Además, hemos combinado bien lo nuevo con lo convencional. Lo nuevo será la Ermita de Santa Lucía en Castellón y Los Machucos en Cantabria, y lo tradicional lo tenemos en etapas como la de Sierra Nevada o el mítico Angliru, que será el que ponga el broche final a La Vuelta.
¿Será especialmente dura?
No. Una vuelta grande es dura y tiene que serlo, pero, por ejemplo, llevamos casi 300 km menos que el Giro y el Tour, pero la dureza la ponen los corredores, con sus medias y con su entrega. Pero, sabe que la dureza que ha hecho grande a La Vuelta no es del gusto de algunos corredores. Sabemos que nunca llueve a gusto de todos y que hay un modelo de corredor que prefiere otro modelo de carrera para venir, pero si analizamos los últimos diez años de La Vuelta con la participación tenemos que estar muy contentos. Nuestra vocación es que vengan los mejores para ganar una grande. A partir de ahí que vengan los mejores sprinters, contrarrelojistas y de montaña. De hecho, la participación será de lujo, sin Quintana por cuestiones deportivas y sin Valverde por lesión. Lo de Alejandro es un palo muy gordo y una pena. Chris Froome es el corredor más importante que hay en el pelotón y para mí es un lujo que después de ganar el Tour dijera que iba a estar. A partir de ahí, vamos a tener una extraordinaria participación, con Nibali y Aru, me hace mucha ilusión que venga Talansky, y tenemos a Alberto Contador, que hoy por hoy es el ciclista más espectacular. Al diseñar los recorridos, ¿se piensa en los ciclistas?
Se piensa sobre todo en el espectáculo, en que cada etapa tiene que ofrecer un entretenimiento por ella sola. Lo único que quieres es que a la última etapa se llegue con todos en un ramillete, como ha ocurrido este año con el Tour. La Vuelta, ¿goza de buena salud? Llevamos mucho hecho y nos queda por hacer. Si hace cuatro años me hubieran preguntado por la salud de La Vuelta en 2017 no hubiera imaginado estar donde estamos, porque tenemos una gran estabilidad desde el punto de los sponsors, de las cadenas de televisión, vamos creciendo cada año y hemos cogido una velocidad de crucero que tenemos que ser capaces de mantener. Tiene en mente llevar La Vuelta a Ceuta, Melilla y a las Islas Canarias. Me gustaría. La Vuelta nunca ha estado en Ceuta y Melilla. Lo más inminente es conseguir que acabe en Canarias. Queremos meter el Teide, estar en un par de islas, pero hay complicaciones logísticas y económicas. En cuanto se presente la oportunidad, ahí estaremos. ¿Cuánto se le pide a una sede por acoger una etapa de La Vuelta? Hay varios formatos, depende de si es la salida oficial, de si es llegada o salida o ambas, pero una llegada y salida está en los 130.000 euros, para obtener un retorno económico muy potente. Llegamos a 190 países y desde luego somos el mejor escaparate turístico que puede tener una ciudad. ¿Una Vuelta con azafatas?
Sí, las tendremos. Hay un debate y no somos ajenos. Tenemos que ser sensibles a todo. Lo único que estamos estudiando es cambiar un poco la secuencia del podio. Comentaba el interés a nivel internacional que despierta La Vuelta, ¿hay algún mercado que os haya sorprendido gratamente?
Yo estoy sorprendido con las audiencias de Japón. La Vuelta es muy demandada allí y el horario no es el de ‘prime time’ (máxima audiencia). También el seguimiento en Gran Bretaña, ya el año pasado y hace dos años hemos tenido la misma audiencia que el Tour. ¿Podría concretar más las audiencias? En España, cuando estamos en La 1, la media es de 1.500.000, y a nivel mundial tenemos una audiencia acumulada que supera los 350.000.000 de espectadores, que es más o menos lo que tiene el Giro. Es verdad que estamos lejos de lo que tiene el Tour –mil cien millones–, pero somos un extraordinario producto. ¿Os preocupa el dopaje? Muchísimo, hasta el punto que nos gastamos mucho dinero en dopaje de la mano de la Unión Ciclista Internacional. Hoy por hoy, La Vuelta puede estar gastándose más de 500.000 euros entre pasaporte biológico, los test que se hacen durante toda La Vuelta y la infraestructura que se necesita para llevar a cabo estos controles. El dopaje es la mayor lacra del ciclismo, es un fraude, y somos un buen ejemplo del daño que puede hacer el dopaje. Por eso tenemos que estar bien prevenidos y, desde luego, no podemos dar entrada a ninguna trampa, ya sea por el dopaje, por los motores o por cualquier cuestión que pueda afectar a la credibilidad