Un problema muy latente
La Real no gana para sustos con Gero Rulli, que verano sí, verano también, hace subir las pulsaciones de los dirigentes de la entidad blanquiazul, y con ello también las de los aficionados, por el mismo motivo de siempre: el interés de otros equipos en hacerse con sus servicios. El último en llamar a su puerta ha sido el Nápoles de Aurelio De Laurentiis, un afamado productor de cine italiano conocido por sus polémicas declaraciones y extravagantes propuestas -no hace mucho trató de convencer a Mauro Icardi ofreciéndole a su esposa, a la vez representante, Wanda, el papel protagonista en una de sus películas-. El club italiano estaba dispuesto a poner encima de la mesa más de 20 millones de euros. La Real, todo hay que decirlo, no veía con malos ojos el negocio, pero el hecho de no tener un portero de garantías para sustituir al argentino parece haber echado para atrás la operación -también que Pepe Reina, finalmente, no recale en el PSG-. La contratación de otro guardameta por parte de la Real sería poner el parche a un problema, el de la portería blanquiazul, que continúa siendo muy latente. Y este viene a reflejar que no hay un portero de garantías en toda la estructura blanquiazul capaz de suplir al argentino. Rulli, la temporada pasada, jugó todos los minutos posibles, Copa incluida, y Toño, fichado para ser su suplente, se quedó en blanco. No parece que la confianza en el riojano, fichado el pasado verano, sea la máxima. Tampoco lo era en Ander Bardají, el que para muchos, sobre todo dentro de Zubieta, iba a ser el portero del futuro y que ahora es suplente en el Huesca. Y por detrás no parece que nadie esté preparado para dar el salto. Habrá que tocar madera para que Rulli no tenga ningún contratiempo en forma de lesión