Más que una anécdota
Sólo es la segunda jornada pero el equipo plantea promesas de futuro por la espectacularidad del juego que despliega y el potencial que se adivina del mismo
Si atendemos a la clasificación, resulta casi obligado referirse a la condición de líder de la Real, aunque sólo hayan transcurrido dos jornadas. La pasada semana, cuando aludíamos a la victoria de Balaídos, afirmábamos que se trataba de un triunfo más importante por su valor emocional que por las conclusiones futbolísticas que del mismo podíamos extraer. Era una especie de inyección de autoestima antes de afrontar los siguientes pasos de una larga carrera.
Pues bien, ha llegado la segunda victoria, que ha servido para que el equipo de Eusebio se encarame a la primera plaza de la clasificación. No voy a entrar en consideraciones históricas, ya que encontrándonos en el punto en que nos encontramos, no pasaría de ser una mera anécdota. Sin embargo, la victoria frente al Villarreal merece una consideración específica .
El equipo que visitaba Anoeta no era un cualquiera; no se trataba de un sparring de pretemporada, sino de todo un Villarreal, cuya trayectoria es suficientemente elocuente. Si a ello le añadimos el hecho de que el conjunto castellonense ha escrito algunas de las páginas más dolorosas de la historia reciente de la Real, nadie podía dejar de estar alerta ante la nueva visita de la particular ‘bestia negra’ de los realistas a Anoeta. Es por ello que lo sucedido el viernes adquiere una carga de valor añadido notabilísima. Y no me estoy refiriendo únicamente al resultado, que también, sino al procedimiento empleado por los de Eusebio para sumar los tres puntos. La Real se impuso por aplastamiento, es decir, porque fue infinitamente mejor que los de Escribá. Y esto no es una fruslería, porque estamos hablando de una de las escuadras más potentes y mejor concebidas del campeonato. Pues bien, los realistas pasaron por encima de la máquina de hacer fútbol castellonense, en una primera parte que salió bordada.
Analizando el juego de los locales demarcación por demarcación, la conclusión es indefectiblemente la misma: la Real fue superior. Lo fue en defensa, con continuas anticipaciones; lo fue en la medular, donde el talento de los Zurutuza, Xabi Prieto e
Illarramendi volvió a postularse como uno de los más acreditados de la Liga; y arriba, la definición de los atacantes, de una riqueza que fomenta la envidia de muchos.
El viernes salimos de Anoeta encantados con la vida y con las promesas de futuro que este equipo plantea. Sólo es la segunda jornada, cierto; el liderazgo es sólo una anécdota, cierto igualmente; pero la espectacularidad de juego desplegado y el potencial que se adivina del mismo, ya no son una simple anécdota