Sin remedio para la codorniz
Gran decepción entre los cazadores y unanimidad sobre las prácticas abusivas de cotos de todo el estado
Más de uno se sorprenderá del porqué en MD recogemos un artículo realizando balance de la media veda, cuando falta todavía una semana en muchas de las comunidades autonómicas. Pues bien, la decepción es tal entre el colectivo que poco tenemos ya que esperar. Podemos recoger las quejas por las prácticas abusivas de cotos de todo el estado.
La mayoría de las fincas de cereales están ya en barbecho sin poder salir los cazadores. Por lo que no es que haya más o menos caza, o se haya recogido la paja que da cobijo a la codorniz, simplemente hablamos que dos semanas antes del fin de la media veda la mayoría de cazadores no tienen dónde poder andar con sus perros salvo en hierbas y perdidos.
Y los aficionados a esta modalidad de caza se resisten a pensar que es una época de actividad cinegética que está pasando a la historia. Que su declive es más acentuado de lo que pensamos y que traerá unas consecuencias medioambientales y económicas difíciles de soportar para muchos municipios de la meseta. Cada vez son más los cazadores que desencantados y estafados abandonan la práctica de la caza de la codorniz. Muchos se resisten y no desean ver el nivel de decadencia que ha adquirido esta modalidad, restringida a poco más de una semana desde el 15 de agosto, eso sí abonando cotos por cantidades ingentes de dinero.
No tiene futuro
Las abusivas prácticas agrícolas son contrarias a este tipo de caza, y los municipios son entidades sedientas del dinero que dejan los cazadores vascos en aquellas tierras, pero eso sí, poco miman a estos socios. Al margen de que la legalidad o los juzgados acaben mediante recursos ecologistas con este periodo de caza, los propios agricultores están matando una bonita forma de cazar. Y con la caza no acabará la aniquilación de esta especie que los productos químicos, cosechadoras y enfardadoras están provocando.
Cada año cuesta más convencer a un colectivo con perspectivas falsas de caza allá por el mes de julio. Nadie pone en duda que la es- pecie no llegue a estos parajes, co- sa distinta es el trato que recibe y no es por la presión cinegética. Tarde es ya para poner remedio te- niendo en cuenta los intereses eco- nómicos existentes y la presión le- gal sobre este periodo