Apisonadora ofensiva

Jugar pensando sólo en atacar le bastó a la Real para lograr su tercera victoria consecutiva y así establecerse en lo más alto de la clasificación junto al Barcelona, al que sólo le da el primer puesto que Ter Stegen no ha recibido ningún tanto, a diferencia de una Real que lleva 10 a favor, uno más que el equipo azulgrana. A ese ritmo anotador (10 tantos en 3 jornadas) comenzó en 2002 la Real subcampeona, que no sólo rozó la tercera Liga del club, sino que estableció la segunda mejor marca goleadora de la historia (71 tantos) realista. Ni siquiera aquel equipo fue capaz de ganar los tres primeros partidos, marca que ya pertenece únicamente a la actual generación y a la que ganó la segunda Liga (81/82). En la tercera jornada, son sólo trazos pero sin duda ofrecen motivos suficientes para ilusionarse con un equipo confeccionado para ‘matar’. Una apisonadora ofensiva. Sólo así se entiende una victoria encarrilada en los cuatro primeros minutos, que se puso en riesgo por un comportamiento defensivo muy deficiente, y que volvió a agarrarse en un tercio final de partido total, de protagonismo y determinación, con el campo volcado hacia la portería de un Deportivo de la Coruña a merced. Es imposible disociar esa gran traca final del liderazgo de un Illarramendi cada vez más brutal, auténtica piedra angular de la Real. Pero no siempre bastará con atacar para ganar. Ayer la Real estuvo a punto de pagarlo caro. Deberá mejorar el juego sin balón, la presión y la eficacia en las segundas jugadas y disputas, facetas todas ellas desarrolladas de forma horrible entre el 0-2 y el 2-2. Mejorar en la gestión de los partidos para, con el potencial que tiene arriba, no pegarse el calentón que se pegó ayer para ganar un partido en el que fueron los txuri urdin los que le dieron vida al Depor