“A Asier nadie le ha regalado nada”
José Ignacio Garmendia, mítico portero del Eibar, compartió vestuario con el hoy técnico del Leganés en dos etapas diferentes
José Ignacio Garmendia (Villabona, 1960) es una leyenda viva del Eibar, club al que acompañó de Preferente a Segunda. Se le resistió el ascenso a Primera, pero ahora disfruta de ella como aficionado mientras trabaja en la carnicería familiar.
El que fuera mítico portero del Eibar compartió vestuario en dos etapas diferentes con el hoy técnico del Leganés, Asier Garitano que mañana visita Ipurua ocupando el banquillo rival. Recuerda Garmendia del técnico de Bergara que “era un jugador que venía del Bilbao Athletic, que todavía estaba sin hacer. Pero ya era una persona madura, seria, que vivía el fútbol. Yo me alegro un montón por él. Era un futbolista de ataque, muy técnico. Y a la vez era muy profesional, muy serio. Su ilusión era volver al Athletic y ahora está haciendo una gran carrera de entrenador y me alegro”, señala.
Destaca también el de Villabona que Garitano “se involucraba mucho en las charlas, se volcaba. Es de esas personas a las que nadie le ha regalado nada. Ha estado muchos años en Segunda B y mira dónde ha puesto al Leganés. Me alegro que le vaya bien y ojalá le siga yendo así”.
De hecho, no le importaría que en un futuro fuera el entrenador del Eibar: “Hubo un momento en el que se especuló mucho”, recuerda. “Creo que tiene todo para poder estar un año en el Eibar. Conoce la casa, es de aquí, tiene un currículum espectacular, ahora en Primera lo está ha- ciendo muy bien y se le ve muy maduro. Si está bien y a él le convence ojalá se pudiera dar el caso”.
“Lo que sí deseo es lo mejor para él”, añade. “Es una persona que lleva muchos años en el fútbol, le ha llegado el premio de la Primera y yo me alegro que pueda elegir. Si algún día coinciden los caminos de los dos, que lo siga haciendo igual de bien”.
El partido ante el Leganés obviamente le trae recuerdos de sus duelos cuando ambos militaban en Segunda: “Eran partidos duros, peleados. Éramos dos equipos parecidos, que nos agarrábamos a mantener la categoría. Duelos broncos en los que no se veía mucho juego, los campos tampoco eran lo que son ahora. En aquellos años mantenerse en Segunda era un logro”, destaca. “Recuerdo la salida de los vestuarios de Leganés, con aquel cemento, con la gente que estaba encima y presionaba mucho. Es normal, cada uno tiraba para lo suyo. Quién me iba a decir a mi que después de estos años estarían los dos en Primera”.
Y es que ambos clubs son el ejemplo de lo mucho que ha cambiado el fútbol desde entonces: “Lo que creo que ha cambiado es la gente, la sociedad y los hábitos. Todo prospera rápido. Internet, los medios... todo hace que ahora la gente siga de otra forma el fútbol. Alrededor de él hay mucha más gente profesional, sobre todo en Primera”, comenta.
Cómo hemos cambiado
“Es un cambio brusco, hay que amoldarse, es lo que hay. Yo me lo paso igual de bien”, prosigue. “Antes me lo pasaba bien jugando y ahora viendo. Ipurua es una alfombra, la gente juega distinto, juega mucho más técnico, se ven buenas acciones. Disfruto, el fútbol me hace gozar”.
Un fútbol desde luego muy distinto al que él conoció, sobre todo cuando
llegó al Eibar cuando militaba en Preferente: “Íbamos cinco en el coche y los lunes, para ahorrar el viaje al club, entrenábamos en Donostia por nuestra cuenta. Cuando los inviernos eran más inviernos que ahora muchas veces teníamos que entrenar en las mismas tribunas o corriendo por el pueblo porque las instalaciones eran muy precarias. El anexo era de piedrilla y ahora hay un campo impecable con un césped impecable. Lo único que creo que se parece es que jugábamos en Ipurua y once contra once. Lo demás ha cambiado todo para bien. En modernidad, en métodos de trabajo. Me siento orgulloso de haber llegado en Preferente, de aportar mi granito de arena. Luego vinieron otros que lo han hecho mejor y ahora a disfrutar de la Primera”