Punto de oro del Sevilla en Anfield
Los hispalenses salen vivos de Liverpool, y hasta tienen el triunfo en el descuento, después de que los ‘reds’ perdonaran
LO MEJOR El alma del equipo de Berizzo, que nunca dio el partido por perdido
LO PEOR El primer tiempo del Sevilla, abrumado por el Liverpool
El Sevilla salió de Anfield tocándose la ropa. En un segundo tiempo en el que mejoró mucho lo expuesto en la primera mitad, salió vivo de su duelo ante el Liverpool, que pudo irse al descanso con una goleada encarrilada si Firmino no hubiese fallado un penalti y que al final hasta pudo perder, pues Muriel tuvo el gol del triunfo sevillista en el descuento. Pero el empate sabe a gloria a la tropa de Berizzo después de que le pasara por encima una apisonadora antes del descanso cuando el Liverpool, que remontó, pensaba de verdad que iba a cerrar una herida abierta desde la final de la Europa League en Basilea en la que el Sevilla dejó helada a la afición ‘red’.
Empezó la noche para el Sevilla prometedora. Los mil aficionados que por la mañana habían disfrutado haciendo turismo visitando la célebre ‘Cavern’ de los Beatles no se creían que su equipo fuera ganando a los cinco minutos. Fue Ben Yedder quien aprovechó un error estrepitoso de Lovren y la relajación de Alberto Moreno para rematar a placer un centro de Escudero. El sevillismo se frotaba los ojos y hacía ruido en Anfield, hasta que la orquesta de Jürgen Klopp empezó a tocar a un ritmo imposible de seguir para los nervionenses. A la calidad de los ‘reds’ se unía una superioridad física sonrojante, particularmente en un centro del campo en el que Banega, Pizarro y N’Zonzi parecían jugar a otra velocidad muy por debajo de los ‘aviones’ ingleses. Así, poco tardó en empatar el Liverpool. Ya había amagado Pareja con hacer lo que luego hizo, un penalti a Mané, incapaz de retenerlo. Rápidamente, Alberto Moreno, que se comía literalmente a Jesús Navas y a Mercado, ponía el balón a Firmino para el 1-1. Era el minuto 21 y ya daba la sensación de que la noche podía acabar en goleada. Sergio Rico mantenía aquello con vida, hasta que Salah le robó a N’Zonzi un balón por detrás (probablemente en falta) para lanzar
El Liverpool pudo golear en la primera, pero los sevillistas nunca bajaron los brazos
un derechazo que Kjaer en su intento de despejar introdujo en su portería.
Y pudo ser peor. Las ocasiones se sucedían en el área de los blancos, incapaces de contener el ímpetu local. Pareja no tuvo más remedio que agarrar dentro del área a Mané al borde del descanso, pero Firmino mandaba al limbo el 3-1 lanzando la pena máxima al poste.
Pero contra el ‘nunca caminarás solo’ apareció el espíritu del sentimiento sevillista, ‘dicen que nunca se rinde’, cuando Berizzo introdujo a Sarabia por el lesionado Pizarro. El cansancio del Liverpool obligó a retroceder a los de Klopp, que no obstante habían tenido cerca el 3-1 en un disparo de Wijnaldum.
El Sevilla se fue creciendo y la entrada de Muriel fue el golpe final. En un saque de banda el colombiano se la hizo llegar a Correa, que castigaba con el empate los fallos ingleses ante el gol. Pero para fallo, el del Muriel para haber ganado el partido en el 93. Se quedó solo y la mandó fuera. Hubiera sido demasiado dulce...