La oportunidad de Mikel Llorente
El hondarribiarra es el segundo entrenador del Chiasso, equipo de la segunda división helvética
Chiasso es una pequeña localidad suiza de 8.000 habitantes que hace frontera con Italia y a la que apenas le separan 40 kilómetros de Milán. Su equipo de fútbol, con 112 años de historia, juega en la Challenge League, la segunda división del país helvético, y lo dirige un sevillano, Guillermo Abascal que dejó el Infantil B del Sevilla para iniciar una nueva aventura para la que reclutó como segundo entrenador al hondarribiarra Mikel Llorente. Sí, hablamos del hermano de Joseba que también pasó por las categorías inferiores de la Real, llegando a jugar en el Sanse de Gonzalo Arconada y que a sus 34 años ha decidido apostar fuerte por este proyecto porque su sueño no es otro que el de convertirse en entrenador profesional.
Una apuesta de riesgo
Dicen que los caminos del Señor son inescrutables. Los del fútbol, a veces, también y si no como muestra está la forma en la que a Llorente le llegó la oportunidad de enrolarse en el Chiasso: “Esa opción surgió a partir de una decisión importante que tomé en mi vida hace un año, cuando decidí dejar mi trabajo en una empresa en la que llevaba 10 años. Me faltaba por hacer el último curso de entrenador, el Nacional, y para hacer ese último curso mi trabajo era totalmente incompatible por los turnos, así que lo dejé y me apunté al curso. Cuatro días antes me avisaron de que en Donostia no había curso y como había dejado el trabajo tuve que moverme. El primero que salió fue en Madrid, el verano anterior, y me fui para allí. En Madrid, haciendo el curso, conocí a Guille. A él le surgió la opción de venir a Suiza y me llamó para contarme la oferta y decirme que quería que fuese con él como segundo entrenador. Ni me lo pensé”, recuerda.
Hasta hace algo más de un año, Mikel había dirigido al Hondarribia de División de Honor Regional, en el que también jugó. El pasado curso, y aprovechando que disponía de más tiempo libre, aprovechó para conocer otros métodos de trabajo: “Estuve mucho en Vitoria con Aitor Orueta, también en Soria con Jagoba Arrasate y Bittor Alkiza y en Sevilla con Sampaoli,”, explica.
Ahora le toca poner en práctica todo lo aprendido en un nuevo proyecto que supone un cambio radical tanto para él como para Abascal: “Para nosotros es mucho cambio. Guille venía de entrenar en las categorías inferiores del Sevilla, donde también fue analista, y yo venía de entrenar en el Hondarribia. Esto es un equipo profesional en el que entrenamos todos los días, por las mañanas y a nosotros nos ha cambiado absolutamente todo. El mejor ejemplo es que el domingo jugaremos en Copa contra el Basilea que el martes estaba jugando la Champions en Old Traf- ford. Así que imagínate el cambio”, señala.
Dicen que los trenes solo pasan una vez en la vida y por eso “estamos trabajando mucho porque los dos sabemos que para nosotros es una oportunidad única. Esto es algo que yo estaba buscando y por lo que dejé de trabajar en una decisión que fue arriesgada en su momento. Y mira, por suerte, en un año, se ha dado la situación”.
Rival del Servette de Kodro
Este domingo se medirá en la Copa al Basilea, que viene de jugar en Old Trafford
Pese a su larga historia, el Chiasso es más bien un equipo modesto, sobre todo si lo comparamos con el Servette que dirige Meho Kodro: “Hay mucha diferencia de presupuesto y de masa social. Muchísima. Por decirte algo, a nosotros nos vienen a ver unas 600 personas, mientras que el Servette tiene un estadio de 30.000 personas. Es un equipo que con el Schauffhasen va a pelear por el ascenso a primera división y luego estamos el resto”.
El año pasado el Chiasso se salvó del descenso por los pelos y de momento las cosas marchan bien. Son cuartos: “Las sensaciones son buenas. De hecho creo que los resultados son peores que las sensaciones que estamos teniendo”, apunta Llorente para el que “la plantilla todavía tiene mucho margen de mejora. Ahora conocemos mejor a los jugadores y ellos también se han ido adaptando a nuestro estilo de entrenamiento porque aquí es diferente, ya que no estaban acostumbrados a que los entrenamientos fuesen todo con balón”.
Reconoce que echa de menos a la familia y a los amigos, sobre todo el pasado viernes cuando le tocó vivir desde la distancia el día grande de las fiestas de Hondarribia: “Sí, se hizo duro porque además tuve la oportunidad de estar el fin de semana anterior por allí y empecé a vivir el comienzo de las fiestas, los ensayos. Estuve también el primer domingo de La Concha en Donostia con los amigos para animar a la ‘Ama Guadalupekoa’ y cuando tuve que volver se me hizo duro”.
Allí en Suiza cuenta que “la vida es cara, muy cara, aunque como nosotros estamos en la frontera con Italia muchas veces vamos allí a cenar o a comer”. Eso sí, en Chiasso “la vida es muy tranquila y eso a nosotros nos viene mejor porque no somos un cuerpo técnico muy grande y tenemos que trabajar en muchos ámbitos: temas de vídeo, de análisis, de trabajos individualizados... La verdad es que no tenemos demasiado tiempo para disfrutar”