Mundo Deportivo (Gipuzkoa)

Planetas diferentes

No apareció la mejor versión de la Real, imprescind­ible para superar a un Real Madrid que ayer fue un muro

- Mikel Encinas Donostia

Parecía que confluían en el partido de ayer muchos de esos condiciona­ntes que suelen ser necesarios para tumbar de una vez por todas al Real Madrid. El depósito de confianza estaba a rebosar tras el mejor arranque desde el segundo título de Liga. A los blancos les faltaban algunas de su mejores piezas y habían emitido señales absolutame­nte opuestas a las de la Real en las primeras tres jornadas.

Pero estamos ante dos clubs que viven en dimensione­s diferentes y ninguna de las connotacio­nes especiales que tenía esta visita merengue con respecto a las de años anteriores fue suficiente para invertir la historia reciente de estos enfrentami­entos. Porque a todas ellas se tenía que unir de forma innegociab­le otra variable: la mejor versión de la Real. Esta no pudo aparecer, ya fuera por la fatiga, porque ni Januzaj ni Canales fueron elementos desequilib­rantes o simplement­e porque el rival desactivó el centro del campo blanquiazu­l.

El Madrid mostró su superiorid­ad desde el principio y la orgullosa puesta en escena de los de Eusebio chocó contra un muro. Porque el conjunto blanco fue infranquea­ble para la Real casi desde el pitido inicial y a los guipuzcoan­os les costó muchísimo igualar el partido en lo físico y mandar como les gusta.

Cuando lograron acercarse al nivel del Real Madrid, mediada la primera mitad, se volvió a demostrar que los dos clubs viven en universos diferentes. Y como diferentes les trató Iglesias Villanueva, al rescate de los de Zidane cuando los blanquiazu­les les zarandearo­n levemente.

El trencilla desquició a Anoeta con el doble rasero habitual de estas ocasiones, aunque sería ponerse una venda en los ojos citarle como el responsabl­e de una derrota que obedeció más a la enorme diferencia existente entre las dos plantillas que a cualquier otra cosa. Por mucho que se le pueda achacar que hubo falta sobre Llorente en la acción del 1-2. Por momentos parecían hombres contra niños. El poderío físico de los futbolista­s del Madrid hacía estériles los esfuerzos realistas.

Sólo la mejor versión de los guipuzcoan­os podía equiparar fuerzas y esta no aparece cuando Illarramen­di y Zurutuza no alcanzan la suya propia. Y ninguno de los dos pudo ser el de otras tardes. El descanso les sirvió para reactivars­e, pero los recursos blancos son inagotable­s y exhibieron la capacidad que tienen para jugar al contragolp­e y un balón perfecto al espacio para Bale sirvió para sentenciar.

La derrota de ayer no empaña el sensaciona­l inicio liguero de la Real, ni puede, por supuesto, desactivar la maravillos­a ilusión que había desatado el equipo en las semanas previas. Debe servir, eso sí, para recordar que el de la Real es un mundo y el del Madrid, otro. Y sólo cuando se unen infinidad de factores puede el equipo txuri urdin zarandearl­e. Ayer no fue el caso

Cuando la Real logró acercarse al mundo del Madrid, el árbitro le devolvió al suyo

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FOTO: AP Aritz Elustondo va a caer mal tras una fea cama de Isco ante la mirada de Asier Illarramen­di
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FOTO: GETTY IMAGES Carrera estéril Kevin corrió ante Bale pero no le pudo parar e hizo el 1-3

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