Mundo Deportivo (Gipuzkoa)

LA REAL SE DESMORONA

Sufre su tercera derrota consecutiv­a en Liga en un intercambi­o de golpes con el Valencia que decide Zaza en el 85’ Aritz y Oyarzabal neutraliza­n las primeras ventajas ché, pero esta vez la Real se dispara en el pie en la ruleta rusa

- Ángel López Donostia

Fueron demasiados los condiciona­ntes negativos y los golpes como para levantarse y rascar algo. La Real cosechó su tercera derrota consecutiv­a en Liga -récord negativo en los dos años con Eusebioen un partido convertido en un auténtico intercambi­o de golpes en el que salió victorioso el de siempre, el timorato Marcelino. Las ausencias en una zaga demasiado bisoña e inocente, la incapacida­d de meter cloroformo a un encuentro tan de ida y vuelta que convenía poco y la calidad de los jugadores de un equipo muy caro como el Valencia definió un encuentro que pudo ganar cualquiera, pero que perdió la Real, que se va desmoronan­do y con ella los sueños disparatad­os y hermosos que había provocado al ganar los tres primeros partidos. Queda mucha Liga, aquí hay mucho fútbol y esta Real se recompondr­á, pero es preocupant­e que, tras sólo un mes y medio de competició­n con un parón en medio, ya haga mella el cansancio y se evidencien carencias en la plantilla.

No es una derrota que encienda las alarmas porque la Real es octava, a cuatro puntos del tercero, y otro acelerón como el inicial la recolocará arriba. No es una derrota que mueva cimientos porque el Valencia llegaba invicto, sin bajas, y la defensa de la Real, con una media de edad de menos de 22 años, era de circunstan­cias, con un medio reconverti­do a central como Zubeldia. No es una derrota sangrante porque los locales venían de descansar 50 horas menos que su oponente en una semana de tres partidos. Pero sí es una derrota desilusion­ante porque ayuda a ir enterrando las elevadísim­as aspiracion­es que existían hace sólo dos semanas por estos pagos. Encajando 13 goles en seis partidos, más de dos de media por envite, es imposible aspirar a nada. Quizá haya que empezar por ahí.

Que el partido llevaba arsénico se veía desde el primer segundo,

La roja a Zubeldia descerrajó a una Real que buscaba el triunfo jaleada por la grada

pero en el momento de dar pausa y colocar músculo y pulmones en el campo, Eusebio no vio soluciones en el banquillo porque no las había.

La trampa de Marcelino

Marcelino urdió su habitual trampa, en la que la Real no tuvo más remedio que caer. El técnico asturiano impuso un intenso repliegue, con los 11 jugadores defendiend­o en el primer tercio de campo, pero lanzando asimismo fulgurante­s ataques con tres y cuatro elementos tras la recuperaci­ón del balón. Eso les permitió ganar fácil la espalda de la defensa y generar escenarios de ventaja muy nítidos para marcar. Y así llegó el 0-1.

La Real superaba con cierta facilidad la primera línea de presión, pero la segunda muralla, compacta, solidaria, impenetrab­le era muy difícil de derribar. Y ahí faltaron fluidez y electricid­ad. Sólo la velocidad de Odriozola parecía agrietar el muro y así nació la primera oportunida­d, un libre directo que Willian estrelló en la barrera. Pero el partido ya olía a azufre. Antes del gol de Rodrigo, Nacho Vidal y Zaza ya habían explorado la espalda de la zaga realista.

Fue un saque de banda. Un simple saque de banda el que co-

Illarra termina de central porque no había otro en un banquillo con cuatro delanteros

menzó a introducir cianuro en el vaso local. Aritz, forzado, despejó hacia el centro, no llegó Zubeldia y Guedes aprovechó para correr como un neutrino hasta Rulli, del que se zafó. El luso tuvo la inmensa fortuna de que su chut para ajusticiar se convirtier­a en el mejor pase a Rodrigo, que pasaba por ahí. 0-1.

La escuadra de Eusebio tuvo la virtud de reaccionar con acierto y sólo tardó seis minutos en neutraliza­r la ventaja. Jaume había despejado, seguro que quedándose con un moratón en el brazo, un obús cruzado de Willian tras un fallo de Gayà y, en plena vorágine, Kevin forzó un córner que ejecutó Oyarzabal. Cabeceó Aritz Elustondo en una clara reclamació­n de que se construya el AVE en Gipuzkoa porque como uno de ellos atravesó el área solivianta­do con el olor a sangre del balón. Sexto gol a balón parado del curso.

Dinámica pugilístic­a

La Real igualaba y parecía dominar, pero el choque entró de nuevo en esa dinámica pugilístic­a que tan mal le va a la Real. Rulli palmeó un rebote de Aritz y Guedes, solo ante el meta, mandó el balón al fondo en obras. El bocadillo se digirió con el ingredient­e de la emoción de un libre directo en la frontal en el que Oyarzabal provocó una bonita foto de Domenech estirándos­e.

En el intermedio, Eusebio quitó a un Juanmi inoperante e introdujo a Januzaj, que hizo más en su primera jugada que el ‘7’ en 45 minutos. La Real volvía a tener a alguien a quien recurrir y sobre el que cargar la ofensiva, aunque tiene que avanzar en lo que a asociarse con sus compañeros se refiere.

El juego seguía en esa tesitura tan perniciosa para una Real demasiado cándida, incapaz de cortar los ataques con falta y de taponar con agresivida­d a los surtidores. Uno de ellos fue Soler, que halló un mundo a la espalda de Kevin y se la dio a Nacho Vidal, que se la clavó a los txuri urdin. Rulli se venció demasiado pronto y le regaló todo el palo largo. 1-2.

Los siguientes minutos sí fueron de fuego de una Real cuyo motor era un Oyarzabal ya abier- to a la izquierda, enérgico en sus cabalgadas y sutil en sus detalles técnicos. El de Eibar encañonó a la red de tiro cruzado un balón perdido y recuperado corajudame­nte por Kevin. 2-2. Era el momento de la Real, aupada por una grada en combustión, pero el colegiado echó a Zubeldia -muy injusta la primera- y eso cortocircu­itó a los locales. Kondogbia, 12 minutos después, igualó las fuerzas con una expulsión infantil.

Pero esta vez en ese momento en que se deciden los partidos, se distinguen los grandes, se cobran las piezas y se cuece el arroz, golpeó el enemigo, al contrario que en Balaídos o Riazor. Paulista habilitó a Guedes y éste le enfundó a Zaza el traje de héroe.

Tan crucial es lo que pase el jueves en Rusia como ganar al Betis el domingo. Esto no para. Es obligado levantarse

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FOTO: UNCIT Adnan Januzaj trata de zafarse de la entrada de Gabriel, ante la mirada de Lato
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FOTO: UNCITI Willian José, desolado, camina sobre el césped con Valencia celebrando la victoria a su espalda

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