A este ritmo es imposible

Al fulgurante inicio liguero de la Real, con tres victorias consecutivas le han seguido otras tantas derrotas que tienen que llevar a reflexionar sobre si éste camino lleva a alguna parte. Todos estábamos muy felices con la demostración de pólvora de los primeros encuentros pero la realidad es tozuda y ha terminado por demostrar que hace falta algo más de control, algo más de estructura, ya que hasta en dos de los partidos que se ganaron, la Real encajó cuatro goles. Los txuri urdin figuran ya entre los cuatro equipos más goleados de Primera y ése rara vez es un camino que conduzca al éxito. Aunque la zaga ayer era joven e improvisada, una vez más el partido de anoche ofreció un desarrollo ya visto anteriormente. Un rival replegado, con dos líneas de cuatro y hasta sus 11 hombres, en ocasiones, en campo propio, a la espera de que el juego combinativo de la Real le dé su oportunidad, arriesgando poco con balón. El Valencia también demostró saberse bien la fórmula de cómo hacer daño a la Real, con el agravante de que cuenta con un puñado de futbolistas precisos y tremendamente veloces que hicieron saltar por los aires una y otra vez la endeble estructura de los txuri urdin, que no es capaz nunca de parar el partido. Los che dieron una exhibición de cómo jugar las transiciones tras robar, ante un rival muy abierto y blando, que dio muchas facilidades, que apenas hizo faltas. Concentrados y duros en el juego sin balón, los de Marcelino dañaron siempre a la espalda de una Real con muchos problemas para jugar en campo adversario con cierta fluidez y que empieza a ser un caramelo para este tipo de adversarios que le esperan. La Real tiene muchas virtudes pero necesita empezar a controlar más los partidos, con y sin balón, para poder ser competitiva