Mundo Deportivo (Gipuzkoa)

Su vuelta viene de cine

Asiste y marca en su reaparició­n, dejando patente su importanci­a en el equipo

- Germán Melero Donostia

No se pasea por el mundo con ese glamour que estos días sobrevuela Donostia con el Festival de Cine. Más bien, Mikel Oyarzabal está cómodo en los rincones con menos brillantin­a: que si pelear por un balón perdido, que si presionar al rival con furia, que si apoyar al amigo para devolver una pared. Todo muy agradecido. Lo que no sabe todo el mundo es que está tan preparado como la mayor estrella para las grandes actuacione­s, las de la sala principal en el Kursaal, con traje y corbata.

Y en esto que no se hablaba demasiado de su ausencia por lesión desde la primera jornada. Como la Real tiene un arsenal de aúpa en su vanguardia, se relativizó una ausencia que, segurament­e, esconda tras de sí mucho más peso de lo que parece. No ha tardado mucho Oyarzabal en dejar su sello de primer espada: asistencia y gol en su reaparició­n. Nada menos y mucho más.

En la semana del séptimo arte, su vuelta le viene de cine a la Real, que gana determinac­ión (una de las virtudes favoritas de Eusebio porque redunda en ella en sus comparecen­cias), músculo, verticalid­ad, conducción y agresivida­d. Eso es mucho y todo lo tiene Oyarzabal, en boca de casi nadie mientras no ha estado.

En otra noche compleja para el equipo, uno de los resortes de la Real fue este muchacho que no se esconde siendo joven y que se comporta como un veterano hasta cuando protesta (vio la amarilla por discutir una señalizaci­ón al árbitro). El futbolista nacido en Eibar estuvo por encima de sus dos compañeros de ataque, Willian José y Juanmi, cuya actuación fue discutible.

Zurdazo marca de la casa

La contribuci­ón de Oyarzabal no fue más decisiva porque la penalizó la actuación táctica de la Real. Sólo la equivocada versión estratégic­a del equipo anuló todo lo que Oyarzabal había aportado, que no fue poco ni mucho menos. Por de pronto, un pase de gol, un saque de esquina botado al corazón de la defensa del Valencia que Elustondo leyó con ardor guerrero y poder aéreo. La seda había sido cosa del otro canterano, Oyarzabal, con su zurdazo adonde se cuece el gol. La pregunta puñetera

Habría encontrado la Real más soluciones en ataque si Carlos Vela hubiese sido convocado?

A veces por la derecha, a pierna cambiada para ayudar en las combinacio­nes, otras por la izquierda, en jugadas más naturales, Oyarzabal dobló esfuerzos para causar problemas a Gayá y Vidal. Señal inequívoca de sus caracterís­ticas volátiles que le hacen imprevisib­le. Como aquel caño que inventó en área adversaria para crear peligro.

El sello de su actuación llegó en el peor momento (hasta entonces) de la Real. Recién recibido el mazazo del 1-2, Oyarzabal tiró de verdad para despejar dudas. Se marcó un zurdazo inapelable para terminar una jugada confusa que porfió Kevin Rodrigues. Como queriendo sacudir de un plumazo todos los interrogan­tes que la Real estaba redactando sobre el papel de Anoeta. Golazo marca de la casa que no sirvió para sumar, pero sí para destapar uno de los secretos de esta Real: detrás de sus estrellas más llamativas se esconde un canterano cinco estrellas

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FOTO: UNCITI Mikel Oyarzabal protege el balón con su cuerpo ante Garay en una de las acciones del encuentro de ayer, en el que asistió y marcó su segundo gol

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