‘Enable’, la reina desobediente
La hija de ‘Nathaniel’ vence en el Arco del Triunfo y destroza por derecho propio todos los límites imaginables para una 3 años
Situémonos a principio de año. Si a cualquier aficionado hípico le hubieran susurrado que una hembra de 3 años iba a poner de vuelta y media el orbe hípico en 9 meses, lo hubiera desechado por altamente improbable. La gloria al máximo nivel se vende tan cara y el escalafón es tan rígido, que la entrada a la élite mundial se vende a precio de oro. Pero aquí está ‘Enable’ para callar bocas. La nueva reina no permite debates. Es la mejor.
¿Por qué? Porque la hija del añorado ‘Nathaniel’ no deja ningún resquicio. Su manera de prevalecer se resume rápidamente: ser la mejor desde el salto de cajones y no dejar la más mínima grieta al azar. Para batir a ‘Enable’ hay que abatirla por medios fuera de la ley. Si no, su derrota se torna sencillamente imposible. Su capacidad galopadora domina de tal manera todos los registros posibles que cuando llega el poste sólo queda un poso...el de un alma imbatible.
‘Enable’. ‘E-na-ble’. Un nombre que ha logrado estampar la clase de tal manera que hace muy fácil lo muy complicado. A principio de junio lograba una enorme victoria en el Oaks de Epsom ante sus coetáneas. Un mes y medio después viajaba hasta la verde Irlanda para engrandecer con su galope la hierba de Curragh. Caía el otro Oaks, el irlandés, como quien no quiere la cosa.
Cualquier mente sosegada la hubiera dejado descansar hasta encarar los objetivos del jugoso otoño. No un tal John Gosden, preparador visionario sobre el que hemos escrito largo y tendido en estas líneas. ‘Enable’ adora correr y privarla de ello sería un sacrilegio. Intentémoslo en el King George ante los caballos de edad a final de julio... Pum!...otra victoria por KO en uno de los premios de mayor prestigio en Inglaterra.
Para terminar agosto, un entrenamiento pagado en el Yorkshire Oaks. ‘Enable’ sometía sin concesiones a yeguas de todas las edades en las islas...y tocaba esperar al Arco. Su jockey Lianfranco Dettori y su preparador John Gosden, menudo par de cracks, se
apuntaban en la frente una fecha, la del 1 de octubre. Chantilly dictaría su sentencia en la carrera más importante del mundo. Y vaya si lo hizo.
A muy pocos les hubiera gustado partir con la gran responsabilidad del favoritismo en la tarde de ayer en Chantilly. La pista mostraba una exigencia absoluta y sólo ejemplares al 100% de forma y a gusto en unterreno tipo “ventosa” podían explotar al máximo su potencial. En esas condiciones mejor esperar a ver qué pasa...pero perdonen, ¿se refieren a ‘Enable’ y ‘Frankie Dettori’?
No way. Cuando se conjugan dos, qué digo dos, tres caracteres ganadores como ‘Enable’, Dettori y Gosden, las toneladas de presión se convierten en palmos de virtudes en la pista. Dettori lo hizo todo perfecto, con un gran salto desde el cajón 2 que permitía relajar a su montura en tercer lugar durante todo el recorrido sin dar la cara, tapada, hasta el salto de la verdad a mitad de la recta final.
Ahí la nueva joya de Abdullah sacaba el pañuelo blanco. No para pedir clemencia, sino para despedirse de sus aristocráticos rivales. La gloria tenía dueña legítima y ‘Enable’ no estaba para bromas. Su ventaja en meta de dos cuerpos y medio se antojaba un pequeño guiño a sus contendientes, a los que lograba mantener a raya sin poner su motor a tope de revoluciones. Las colocaciones eran para un ‘Cloth the Stars’ que corrió para pescar en río revuelto, un ‘Ulysses’ que sí disputó la gloria hasta el final y un ‘Order of St George’ que se le quedaba demasiado grande a su jocketta Donnacha O’Brien.
Una jornada para el recuerdo
El resto del meeting del Arco volvía a llenar de grandes recuerdos la memoria de los aficionados. Tras un Arco en el que el escuadrón irlandés de Coolmore resultaba batido, ‘Rhododendron’ e ‘Hydrangea’ restañaban enseguida las heridas irlandesas en el Opera, logrando un copo incuestionable. Pocos minutos después llegaba hasta la retina hípica el fantástico display de ‘Bataash’ en 1000 metros del Abbaye, elemento puro de velocidad y clase.
El inglés Aclaim despedía finalmente el meeting del Arco de la mejor manera posible, mostrando una calidad que erizaba el cabello de la afición en los 1400 metros del Prix de la Foret. La monta del jovencísimo Oisin Murphy resulta ba una de ésas de guardar en la mejor vitrina del salón. Inolvidable. El meeting del Arco decía adiós a Chantilly para volver en 2018 a un remozado Longchamp. Una pista eterna, exigente y maravillosa, la del viejo circuito de Longchamp, que volverá a recobrar todo el protagonismo el año que viene