Mundo Deportivo (Gipuzkoa)

La comodidad se abre paso en el baloncesto

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Nino Buscató: “Te subías al tren, dormías lo que podías y llegabas al día siguiente a Madrid para jugar” Adrià Delgado: “Ojalá todos los viajes pudieran hacerse en tren”

“Ojalá todos los viajes fueran en tren”. Quien habla es el delegado del Divina Seguros Joventut, Adrià Delgado, un treintañer­o que se encarga de organizar toda la logística del equipo en los viajes de los partidos de la Liga Endesa. “Es más cómodo, los jugadores van más amplios, se pueden levantar durante el trayecto sin problema, pueden hablar por el móvil y conectarse a internet. Todo es mucho más fácil”. Así de sencillo. La experienci­a es definitiva en uno de los pocos equipos que siempre ha estado en la máxima categoría del baloncesto español: el desarrollo de las comunicaci­ones ha desembocad­o en un punto dónde si un equipo de baloncesto profesiona­l puede elegir, escoge el tren. Es el caso de la Penya. Los argumentos del equipo verdey-negro para decantarse por el Ave cuando es posible son muy comunes a los del resto del mundo. “Todo es más sencillo cuando viajas en avión”, explica este joven delegado que vive su segunda temporada en el club badalonés. “Ir al aeropuerto supone tener que llegar hora y media antes a la terminal, más el desplazami­ento desde Badalona. Por la mañana a primera hora, la Ronda va muy saturada y la angustia de perder el vuelo es grande. Cuando salimos desde la Estación de Sants, con llegar diez minutos antes, es suficiente. No lo hacemos por deferencia, pero muchas veces nos sobra tiempo”. La comodidad del tren ha provocado que ya más de un 33% de los desplazami­entos de la Penya en la Liga Endesa sean en tren, o bien estén en estudio. Los tres viajes a Madrid (Real Madrid, Estudiante­s y Fuenlabrad­a) y a Zaragoza llevan ya tiempo con salida desde Sants. “Son menos de tres horas. Apenas hay diferencia con el vuelo”, dice. Además, el equipaje está controlado siempre, no hay riesgo de pérdida de maletas ni hay que esperar en la cinta de los aeropuerto­s. No sólo el ahorro del tiempo es una de las razones por las que el equipo costeño elige moverse en Ave cuando puede. Las dimensione­s de los jugadores son una razón importante. “En un avión viajas encajonado, se sufre agarrotami­ento muscular y la espalda queda dolorida”, dice. Todo esto, en una expedición cuyo hombre más alto es Jerome Jordan (2’14) y tiene a siete hombres por encima de los dos metros. “Cuando no nos queda otra obli- que volar, miramos si podemos quedarnos con las salidas de emergencia. Los jugadores lo agradecen, y sus rodillas también. No es mucho más espacio, pero algo es algo”, explica Delgado. “Pero son viajes de más de tres horas sin moverse, cuando el equipo vuela a Las Canarias, y los jugadores sufren”. Es normal programar estiramien­tos a la llegada a los hoteles y que el fisioterap­euta revise el estado de los jugadores en sus habitacion­es, por si hay algún problema. Hay otros dos viajes en los que el Divina Seguros Joventut también se plantea la opción del ferrocarri­l: Valencia y Vitoria. En el primer caso, ya ha habido desplazami­entos en Euromed a la capital valenciana. “En función de la hora de partido, volvemos en tren o en bus”, explica Adrià. La conexión Barcelona-Vitoria en tren está en estudio: desde la entrada en funcionami­ento de los Alvia, el tiempo entre la capital catalana y la alavesa en tren se ha reducido a 4horas y 38 minutos. “Estamos evaluando qué hacemos esta temporada”. La preferenci­a del Joventut por el tren no es exclusiva. Equipos como el Real Madrid aprovechan su posición geográfica para viaja en tren tanto cómo puede. Son pocas las ciudades en España que quedan fuera de su radio de actuación. En cierto modo, el baloncesto está volviendo a sus inicios. Cuando nació la Liga Nacional en 1957, los primeros equipos eran casi exclusivam­ente del área de la costa de Barcelona y de Magación drid. El tren nocturno era el medio de transporte más común: “te subías al tren por la noche, intentabas dormir lo que podías y cuando llegabas a Madrid por la mañana, te ibas al partido a jugar”, explica Nino Buscató, ex jugador del Joventut de Badalona entre 1964 y 1974. “En los años sesenta no eran vuelos excesivame­nte cómodos con aviones de hélices que apenas subían más allá de las nubes. Entre los jugadores había miedo a volar”, recuerda el 222 veces internacio­nal español. El progreso del país y la populariza­ción del deporte favorecier­on que poco a poco, otras ciudades se fueran añadiendo en el panorama baloncestí­stico. Y con ello, los equipos fueron abandonand­o esta vía de transporte. Es cierto que con la explosión del tráfico comercial a mediados de los setenta, la calidad de los vuelos mejoró. Incluso, aquellos que se lo podían permitir populariza­ron durante los años ochenta y noventa el ‘mosquito’, un avión chárter muy pequeño con capacidad para unas 20 personas y que permitía a los equipos regresar una vez terminados los partidos nocturnos. Pero para un equipo de baloncesto profesiona­l, la comodidad y el confort son aun más importante­s que en otros deportes dadas las dimensione­s de sus miembros. “El problema del ‘mosquito’ es que no transmitía mucha sensación de seguridad”, comenta Adrià Delgado, el delegado del Divina Seguros Joventut. Porque sea en aviones pequeños o grandes, “en general, volar no es muy cómodo. Más si se trata de jugadores de baloncesto de más de dos metros que tienen que viajar encajonado­s durante una o dos horas, sin poder moverse”. De aquí que el baloncesto esté volviendo a sus orígenes: el viajar en tren.

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