JANUZAJ CASI LO ARREGLA TODO
La Real Sociedad empata en casa ante el Espanyol y no puede dar el salto de calidad en la clasificación Los txuri urdin igualan el tanto inicial de Leo Baptistao por mediación de Illarra tras una jugada del crack belga
La Real invitó ayer al palco a los protagonistas de la película ‘Handia’, que se estrenó en el Festival y narra las peripecias del gigante de Altzo, que recorrió Europa impactando con su estatura. La Real necesitaba ayer un grande, un gigante que le resolviese el partido trampa ante el Espanyol y pareció encontrarlo en Januzaj. El belga regaló el empate a Illarramendi tras una jugada, con dribling y caño, propia de Ronaldinho y firmó otra similar en el 91’, con 1-1, sin tiempo para la reacción del rival. Pero esta película no tuvo final feliz, porque su pase de la muerte no halló una pierna amiga que le diera sentido. No hubo justicia poética en un Anoeta que parecía bombardeada, con ese Fondo Sur derruido e inexistente, porque el único equipo que verdad quiso y mereció ganar fue la Real.,
Pero no venció. Y eso que chutó 19 veces a portería, por cuatro el oponente, y tenía un héroe al que recurrir y el estímulo anímico de haber neutralizado la ventaja que había adquirido el Espanyol nada más comenzar el encuentro, antes de opositar al gol. El gigante se hizo pequeño en el área. Le impidieron triunfar como hizo por todo Europa Miguel Joaquín Eleizegui Arteaga, el protagonista de la película, su falta de pegada en los momentos cumbre, la falta de frescura de elementos clave como Prieto u Odriozola y el planteamiento rácano de un Espanyol ultradefensivo en la segunda parte y muy tendente a la pérdida de tiempo, consentida por un arbitro impresentable como Melero López.
Los de Eusebio estaban en situación de, ganando, dar el salto de calidad definitivo en la clasificación, colarse entre los que aspiran a Europa y dejar en cinco puntos al resto. Eso tendrá que esperar porque en casa no despegan. Son cuatro encuentros seguidos sin celebrar un triunfo en
Rulli tocó el doble de veces el balón que Prieto; la Real se ahogó en campo propio
el estadio de las excavadoras. Los rivales siempre juegan a lo mismo y sin complejos. Saben desactivar a la Real con la presión alta y luego con un intenso repliegue. El Espanyol, al que costó hacerle daño, no tuvo ni tantos argumentos ni tanta intención de ganar como el Valencia o el Betis. Y la Real, muy superior en la segunda parte, tampoco halló el camino.
Todo acababa en Rulli
Eusebio realizó cuatro cambios con respecto al encuentro del jueves en Macedonia y pergeñó algo muy similar a un ‘once’ ideal, pero a los txuri urdin les costó horrores desarrollar su fútbol. La presión alta del adversario les obligó a jugar una y otra vez con Rulli, que tampoco puede hacer milagros desde el área propia. Estaban ahogados en campo propio, derruidos como el Fondo Sur. Y el Espanyol sacó petróleo de los escombros.
En su primera posesión larga, los de Quique Sánchez Flores, el sobrino de ‘la faraona’, otro estratega que se la atraganta a la Real, movieron el cuero de lado a lado hasta hallar un resquicio por la banda derecha. Por allí trazó una rosca perfecta Jurado al corazón del área, donde Leo Baptistao se coló entre Iñigo y
Otra genialidad de Januzaj en el 91’ no tuvo premio: la justicia divina no existe
Llorente para cabecear a la red ante la media salida de Rulli. Era el minuto 8.
La Real tenía todo el partido por delante para remontar y no cambió el registro ni aceleró el paso. Empezó a entrar en juego un desaparecido Illarra y por fin comenzaron a encontrar por dentro a Oyarzabal, el gran recurso ofensivo de este equipo en la actualidad. De las botas del ‘18’ nacieron las dos mejores acciones anteriores al intermedio: un gran reverso que terminó en centro pasado a Vela, cuyo cabezazo con Pau batido lo repelió bajo palos Aarón, y un disparo con intención desde la frontal que el meta rechazó a córner.
Para conseguir todo ello, la Real había necesitado centenares de pases y el 59% de posesión. El Espanyol, con un fútbol mucho más primario -generó una ocasión de saque de banda, volea y chut desde el mediocampo-, llegaba con ventaja en el marcador. Hasta el descanso, Rulli había tocado el doble de veces el balón que Xabi Prieto. Y al final, igual (61 veces el argentino y 32 el capitán). No hay más preguntas, señoría. Servidumbres de un estilo que ha hecho grande a la Real y que a veces resulta irritante.
Enorme Januzaj
En el segundo tiempo, el dominio local fue mucho más intenso, al mismo nivel que el repliegue de un Espanyol que estaba encantado con el triunfo parcial, pero luego también con el punto. Antes de que Illarra pusiera las tablas, la Real buscó con ahínco la portería en cinco ocasiones, un chut con la zurda de Willian desde la frontal, una rosca con la derecha de Oyarzabal que mandó a córner Pau, un intento lejano con la diestra de Kevin, otro de Zubeldia y una falta botada por Januzaj que pegó en la barrera y fue a gol. Al Espanyol le empezaba a crecer un jardín en los cuartos traseros.
Y apareció Januzaj. El belga recogió un pase vertical de Kevin pegado a la banda y se fue por velocidad de Víctor Sánchez, traspasó la frontera del área con un caño mágico a David López y cedió hacia atrás, donde llegó Illarra para hacer gala de su nueva versión goleadora.
Quedaban 21 minutos más descuento y había feeling de final feliz en Anoeta. Pero no pasó nada. O casi nada. Un balón peinado por Illarra que se paseó delante del gol. Quique hizo dos cambios megadefensivos y el tiempo volaba con el balón detenido y el consentimiento de un árbitro que sólo dio tres de alargue. Y menos mal, porque Illarra vio la roja y el metraje podía haberse convertido en drama