Lo nunca visto de Illarra
El canterano marca su primer gol con la Real en Anoeta y termina extrañamente superado por Melero López
El revuelo duró 23 minutos. Los que pasaron del gol que marcó la Real a la expulsión de Asier Illarramendi. En ese cuarto de hora largo, Anoeta fue testigo de una versión inaudita, por desconocida, del mutrikuarra: nunca había marcado con la Real en casa, nunca le habían despedido de un partido en casa, nunca se le vio tan superado como en la jugada que desembocó en tarjeta roja.
Menos tiempo pasó desde que Illarra vio la primera amarilla hasta que fue expulsado: en cuatro minutos, recibió la doble amonestación. Nunca se le había visto tan emocionalmente exaltado. La primera cartulina fue por protestar. Cometió falta cargado de esa amarilla y le costó la segunda. Lo nunca visto.
Con la Real cansada y el Espanyol conformista, el partido apuntaba a empate, no había motivos para un final con el ánimo tan desenfrenado. Menos aún cabía pensar en un Illarra tan visceral. Porque rara vez marca gol (aunque su frecuencia aumenta) y muy extrañamente pierde los papeles.
Llegó puntual al área para rematar el 1-1 y, en definitiva, dar el empate a la Real. Nunca hasta ayer había celebrado el canterano un gol en Anoeta. Y nunca había marcado uno con la Real. Lo hizo -en la misma portería- con el Real Madrid. Seguramente, hasta anoche, el momento más inverosímil de su carrera. Por supuesto, aquella vez no lo celebró. Casi frunció el ceño. Quinto tanto suyo con el primer equipo: había castigado a Levante, Espanyol y Deportivo (dos veces), siempre fuera de casa.
A explorar
Si en Riazor se acordó de su buen amigo Gaztañaga al festejar el golazo que marcó para el 2-4, ayer se acordó de una anécdota porque simuló ponerse unas gafas en la celebración del gol. Con los ojos semitapados y a carcajada limpia. Tan expresivo. Lo nunca visto. Pronto le cambiaría el humor.
No le gustó una de las decisiones del colegiado, Melero López, en pleno arrebato -más tibio que ardientede la Real en pos de la victoria. Amarilla por protestar. La que más escuece. Anoeta apagaba las luces cuando en el minuto 91 Illarra se olvidó instantáneamente del balón y de que tenía una tarjeta. Hizo una falta clara e intencionada y se fue a los vestuarios. El colegiado se excedió en su criterio y sacó demasiadas cartulinas para un partido tan noble.
Ahora, Eusebio tiene que explorar. Los dos últimos minutos del partido fueron los primeros que se perdió Illarramendi en la presente Liga. Los siguientes serán los del encuentro de Getafe, el domingo que viene, y la Real le añorará de lo lindo. Máxime teniendo en cuenta que Zurutuza, el otro miembro de la Santísima Trinidad del centro del campo, tampoco podrá ser alineado. Sólo queda Prieto