Conducta defensiva
No hay mucho que añadir respecto al potencial en ataque que tiene la Real. Ha salido a relucir en varios de los partidos que lleva jugados esta temporada y, sin ir más lejos, después de triturar al Vardar, en MD constatábamos que apenas hay clubs en Europa, y son los más ricos, más goleadores que el txuri urdin entre los que compaginan Liga y competición europea. Pero la realidad es terca y se está viendo que con eso no alcanza ante determinados adversarios que utilizan planteamientos que los de Eusebio no están sabiendo superar. Argumentar que son ultradefensivos es una excusa pobre para un equipo que, si se jacta de tener un buen juego con balón y una pegada descomunal, debería sacarles mucho más provecho que el que está sacando en Anoeta, donde su bagaje en este 2017 es paupérrimo. Un primer camino para optimizar el potencial ofensivo, sería mejorar notablemente el comportamiento defensivo colectivo. No es de recibo el primer gol encajado ante el Espanyol. Por entrar tarde en el partido, por salir Iñigo fuera de sitio, por dejar de seguir en el área a Baptistao, por las facilidades que dan entre Kevin y Oyarzabal a Jurado para centrar y la pasividad de centrales y Rulli para dejar rematar. Es sólo un ejemplo de muchos. El Espanyol jugó replegado, sí, pero durante fases del partido movió el balón sin que la Real lo lograra robar porque hace tiempo que no presiona bien. El Espanyol jugó replegado, sí, pero sus jugadores tuvieron una agresividad en los duelos, una capacidad para contactar con los rivales que la Real hace tiempo que no tiene. El talento con el balón y el halago de la técnica individual está muy bien pero se corre el riesgo de olvidar que, sin un buen comportamiento defensivo, todo es mucho más difícil