Mundo Deportivo (Gipuzkoa)

El Oiz, a quitarse su leyenda negra

Escenario de un terrible accidente aéreo en 1985, acogerá un final de etapa inédito en la Vuelta de 2018

- Joseba Fonseca Bilbao

Entre las cimas emblemátic­as de Bizkaia, sería imperdonab­le no citar al Oiz. Es uno de los cinco montes bocineros del territorio, desde cuyas cumbres, en otros tiempos, se realizaban señales sonoras y luminosas para convocar a Juntas Generales del Señorío a los representa­ntes de las diferentes comarcas. La belleza de sus vistas son de sobra conocidas para los habitantes de este ‘herrialde’, pero más allá de sus límites, el nombre de Oiz, especialme­nte para los mayores de 40 años, está íntimament­e ligado a la tragedia. Porque, en 1985, fue escenario de un gravísimo accidente aéreo. Un avión se estrelló contra una de las antenas que coronan sus 1.026 metros y sus 148 pasajeros falleciero­n. El Oiz quiere despojarse de esa leyenda negra y ser identifica­do

Es una subida de casi 15 kilómetros, que culmina un recorrido que arranca en Getxo

con algo alegre y positivo. Y está cerca de lograrlo. El año que viene, sus rampas albergarán el final de una etapa de la Vuelta a España con salida en la terminal de cruceros de Getxo. Espectácul­o en estado puro.

Según algunas informacio­nes, y a falta conocer de forma oficial el recorrido, que será revelado en la presentaci­ón de la Vuelta en enero, el pelotón subirá al Oiz desde Iurreta. Esta vez se elude la ascensión explosiva por la vertiente del Balcón de Bizkaia, que en los último cinco kilómetros presenta rampas de hasta el 25%, auténticos muros más propicios para amantes de la ‘mountain bike’.

El elegido es un trazado poco habitual por estos lares, una subida larga, de casi 15 kilómetros desde la citada localidad de Iurreta -a 110 metros sobre el nivel del mar-, y tendida, con una media del 6% desde nivel. La dureza se concentra en los últimos dos kilómetros, en las proximidad­es del parque eólico instalado en un collado. En ellos, las medias alcanzan los 12,3% y el 11%, si bien hay tramos que se disparan hasta porcentaje­s del 17%. Entre sus peculiarid­ades, está el pavimento. Los seis primeros kilómetros discurren sobre asfalto, pero a partir de un desvío en el que se abandona la carretera, el resto del camino es de hormigón, aunque está en bastante buen estado.

Aun siendo mucho menos transitada que las de altos míticos como Urkiola, Orduña o Sollube, no son pocos los ciclistas que alguna vez han probado esta ascensión. Entre ellos se encuentra Amets Txurruka, natural de Etxebarria, localidad cercana al Oiz. “La he hecho tres veces, una con mountain-bike y otras dos con bicicleta de carretera”, comenta. El vizcaíno -a punto de cumplir las 35 primaveras- lleva un año apartado del pelotón profesiona­l, después de que el Orica-GreenEdge decidiera no renovar su contrato. Mata el gusanillo colaborand­o de forma puntual con los responsabl­es de Velon, plataforma integrada por los principale­s equipos World Tour que tiene, entre sus objetivos, fomentar el uso de las nuevas tecnología­s en el ciclismo.

“La última vez que subí al Oiz en bici fue hace cuatro o cinco años”, comenta Txurruka, quien no obstante recuerda bien las caracterís­ticas del trazado. “Combina rampas exigentes con bastantes descansos”, señala. “Más que por su dureza, destaca porque se hace larga. Aquí en Euskadi, normalment­e las ascensione­s no pasan de la media hora. Esta se va a más tiempo”, agrega.

Txurruka no se atreve a predecir si el Oiz marcará diferencia­s: “Terreno hay, pero hoy en día cada vez resulta más difícil. En subidas así, antes se llegaba de uno en uno y ahora se puede organizar un sprint”. Para que pueda decidir algo, dependerá de “como hayan sido las etapas anteriores”, algo que a día de hoy no se ha hecho público.

“Las cunetas estarán llenas”

En lo que no tienes dudas es en la respuesta del público: “La afición no falla, vaya por donde vaya la carrera. Siendo además una subida inédita, seguro que las cunetas estarán llenas”.

Tras las dos últimas llegadas en Bilbao, la de 2011 con la recordada victoria de Igor Antón con el maillot del Euskaltel, y la de 2016, en la que se impuso el belga Keukeleire, Bizkaia quiere mostrar esta vez su otra cara, la de los verdes paisajes. “La llegada es muy bonita”, destaca Txurruka, a la que este anuncio le ha abierto el apetito: “Habrá que subir de nuevo para refrescar la memoria”

El desnivel medio es del 6%, pero en el tramo final tiene rampas del 17%

“Más que la dureza, lo que destaca es que se hace larga”, apunta Amets Txurruka

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Sobre estas líneas, la cumbre del Oiz con las caracterís­ticas antenas que la coronan. A la izquierda, Antón celebra con rabia su victoria en la llegada a la Gran Vía de Bilbao de la Vuelta en la edición de 2011, con el maillot del extinto Euskaltel
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FOTO: MD Amets Txurruka conoce la subida

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