Ogier, imparable, alcanza su quinta corona consecutiva
Primer triunfo mundialista para Evans
Nervios, tensión y máxima igualdad. El Rally de Gales fue claro reflejo de lo que ha sido esta temporada el Mundial de Rallies. A excepción del ganador de la prueba, Elfyn Evans, que ganó su primera prueba mundialista dominado de principio a fin en los tramos embarrados que tanto conoce, ante su gente, la pelea detrás del piloto local fue muy intensa. El título estaba en juego, pero de nuevo acabó con la sonrisa del de siempre, Sébastien Ogier, que ayer se proclamó campeón del mundo por quinta vez consecutiva. El piloto galo no estaba acostumbrado a tener que esperar hasta la cita galesa para hacerse con el cetro, pero este año, con su Ford Fiesta no ha logrado dominar con la comodidad con la que lo hacía el pasado curso y tuvo que esperar hasta la última Power Stage del Rally de Gales para proclamarse campeón. El francés prolongó así su ‘dictadura’ con Volkswagen de los últimos cuatro años y conquistó su primera corona con M-Sport, dándole así el primer título de pilotos a Ford desde 1981 y siendo el pilar junto a Ött Tänak del primer Mundial de Constructores de la marca estadounidense en 10 años, aunque se haya producido con una estructura semi privada como la dirigida por Malcolm Wilson.
Ogier pareció jugar al gato y el ratón con Neuville durante todo el fin de semana. Ayer, tras el error del de Hyundai y de Tänak del sábado que dejaba en bandeja la corona al de Gap, el belga no tiró la toalla y recuperó la segunda posición, obligando a Ogier a lograr al menos un punto en la última especial de la prueba. Finalmente, ‘Seb’ fue tercero en dicho tramo, suficiente para celebrar su quinto Mundial consecutivo. Curiosamente el destino quiso que lo celebrara allí donde empezó todo, Gales. Los cielos encapotados del país británico fueron testigos del debut de Ogier en el WRC en 2009 al volante de un Citroën C4 WRC. Las nubes se abrieron ayer para que el sol fuera testigo también del gran pilotaje del galo. “Es increíble, no tengo palabras, no puedo hablar”, decía emocionado antes de que Neuville iniciara el último tramo, sabiendo que ya no podía seguir soñando y que con sus errores de Montecarlo, Suecia, Alemania o Catalunya, desperdició su gran oportunidad para convertirse en campeón