Hermano mayor
La Real agradece las mayores facilidades que el Eibar le ha dado en Primera para ganar sin despeinarse
Para la Real nunca ha sido del todo cómoda la convivencia deportiva con el Eibar. Ni lo fue en los dos años que coincidieron en Segunda ni lo estaba siendo en estos cuatro años de compartir categoría en Primera. Poco tenía que ganar en los duelos guipuzcoanos el hermano mayor, favorito claro, obligado a demostrar en este tipo de partidos algo más que en el resto de encuentros de la categoría. Por algo es el referente de la provincia.
A la coyuntura estructural desde que el Eibar ascendió en 2014, en sus tres anteriores visitas a Donostia se había unido un comportamiento deportivo magnífico, que había puesto en más de un aprieto al dueño de Anoeta, aunque no puntuara por primera vez hasta la pasada temporada. La Real, ayer por primera vez, sintió de verdad que se imponía el peso de la púrpura y se llevó el triunfo con el mínimo esfuerzo, sacando provecho de las facilidades dadas por el Eibar, que exhibió todas esas limitaciones que le han llevado a estar bordeando los puestos de descenso.
Fue el Eibar menos competitivo en Anoeta desde su primera presencia en la máxima categoría, en 2014. Cierto que le faltaban pilares como León, Ramis, Dani García o Fran Rico y que la Real contaba con todo su ejército en perfecto estado de revista. Si eso ejerce como atenuante o no lo deberán analizar en la caseta azulgrana, a la vez que analizan cómo en solo 27 minutos ya habían recibido dos goles y les podían haber hecho otros dos.
Mientras que el Eibar atacaba con balas de fogueo y con 0-0 intentó batir a Rulli hasta tres veces de forma tímida, el primer acercamiento de la Real le bastó para acertar. Centro de Odriozola y cabezazo de Willian. En los siguientes 16 minutos, el belga no sólo hizo el segundo, sino que falló de forma clamorosa a puerta vacía tras un grueso error de Lombán, José Ángel le hizo penalti a Odriozola e Illarra también casi bate a Dmitrovic. Cinco posibles goles. en menos de media hora dejan muy cercano a cero las posibilidades de un equipo de puntuar.
El dato definitivo es que el Eibar encajó el 3-0 cuando más concentrado y decidido debe jugar, en el inicio de la segunda mitad, poniéndole al partido un celofán de partido sentenciado que influyó en el desarrollo posterior, destensando excesivamente a una Real que no estuvo tan lejos de llevarse un susto.
Podría haber ocurrido que el Eibar apretara con un hipotético 3-2 pero ese resultado habría estado
Fue el Eibar menos competitivo en Anoeta desde que ascendió en 2014
Para el minuto 27 la Real ya sentenció con dos goles y alguno más que pudo hacer
lejos del relato de un partido que dibujó el derbi más desigual jugando en Anoeta entre estos dos equipos.
El Eibar, pese a jugar con cinco defensas, defendió horrible y atacó con tirachinas. La Real tenía a todo su arsenal en la casilla de salida y cada uno de los integrantes de su tridente se apuntó un gol. Siempre con la sensación de estar jugando al 60%. Siempre con la sensación de condescendencia con la que el hermano mayor trata al pequeño, una sensación que nunca hasta ayer se había vivido en un Real-Eibar. Ni en Anoeta, ni en Ipurua