DOS PUNTOS AL LIMBO
La Real no pasa del empate en Girona, donde se adelanta con gol de Willian José y marra ocasiones claras para el 1-2 Un gran Januzaj lidera un notable ataque txuri urdin, pero pifia ante el portero nada más igualar los locales
Si al final no repiten participación europea por un escaso margen, a los realistas se les removerá el estómago pensando en los puntos que volaron en campos como el del recién ascendido Girona. No, los txuri urdin no fueron insultantemente superiores a los catalanes y el empate se puede dar por bueno teniendo en cuenta que la resolución tenía un notable olor a Getafe, y por lo tanto a derrota; pero es frustrante que los de Eusebio no vuelvan con los tres puntos en la bodega del avión después de ir ganando 0-1 nada más empezar y considerando las clarísimas ocasiones que tuvieron ya con 1-1. En otro partido que no supo gobernar, en el que el rival, aunque menor, impuso su guión, de intensidad rayana en violencia, a los donostiarras no les alcanzó esta vez su dinamita para vencer. El salto de calidad en la tabla debe esperar. Hoy ha dormido al calor de los puestos europeos.
La igualada no es injusta porque el Girona tuvo más la pelota, el 54% del tiempo, y chutó tanto a puerta (14 veces) como una Real que ni se acercó a la intensidad y la dureza de sus rivales, que hicieron 28 faltas por 10 los golpeados realistas. Los de Eusebio no consiguieron salir de ese territorio comanche, con cristales rotos en el suelo y la sombra de francotiradores en las esquinas. Entre la presión fuerte del Girona, el mayor fuego del rival y su dureza consentida por el árbitro la Real no halló su lugar en Montilivi. Iglesias Villanueva, el colegiado, también se alió con el equipo de Puigdemont al obviar un penalti claro de Granell a Llorente, al que noqueó de un mamporro en el área en un córner, y al permitir una mano de Portu antes del 1-1. Pero aún así la Real se lo debe mirar.
Januzaj fue como una metáfora del partido. Lideró con momentos de brillantez el ataque realista y generó muchísimo con su desborde y calidad. Jugadas,
A esta Real que ya no controla los partidos no le alcanzó ayer con su dinamita
asistencias, disparos, faltas, corners... Pero pifió ante Bono el 1-2. Naufragó en el mano a mano. Si consigue ajustar su punto de mira, puede ser un volcán. Ya está dando.
Eusebio repite ‘once’
Eusebio tuvo dos semanas para preparar el encuentro y se notó que tenía muy estudiado al Girona, pero a la hora de pergeñar su alineación, tiró de su círculo de confianza y calcó el ‘once’ inicial de 12 días antes ante el Eibar, con cinco jugadores internacionales con los que sólo pudo trabajar el viernes.
La Real no entró conectada al partido, hubo jugadores como Odriozola y Januzaj que entraron al terreno de juego dando síntomas de tener frío, y de esa manera arrancaron los guipuzcoanos. Dio la sensación de que los del Girona habían calentado mejor y llevaban sin comer desde el martes, con el hambre con el que salieron a tratar de ganar, que luego derivó en una violencia que el árbitro nunca fue capaz de detener.
Desde esas primeras embestidas iniciales del Girona, que sabía generar superioridades por la banda, comenzó a despuntar un descomunal Diego Llorente, que lo abortó todo por velocidad,
como en una contra de Portu, colocación, fuerza e inteligencia táctica, la que le llevó a anticiparse en la jugada previa al 0-1.
‘Txitxarro’ de Willian José
Era la primera vez que la Real asomaba en el campo contrario en situación ventajosa. Minuto 6. La anticipación de Llorente fue al mismo tiempo un pase filtrado entre líneas de primer orden a Oyarzabal. Faltaban dos genialidades para celebrar el gol. La primera la rubricó el eibartarra, en estado de gracia. Condujo y esperó el segundo oportuno para buscar a Willian José a la espalda de la defensa. Al brasileño sólo le quedaba la oposición de Bernardo, un defensa un tanto metalúrgico. Willian se orientó para chutar con la derecha, pero fue una mentira con su cuerpo que se cenó el defensor del Girona, humillado luego por el recorte del ‘12’ txuri urdin, que en esa acción recordó a Romario o a Messi neutralizando a Boateng. La obra de arte se culminó con un chut cruzado con la zurda. Apunta, Julen. No hay muchos así.
A partir del gol, la Real logró reivindicar su peso en el encuentro y acumular gente en campo contrario, aunque sin terminar de controlar el partido. Las recuperaciones de un Zurutuza al que le dieron golpes hasta en la casilla de ‘Lugar de nacimiento: Rochefort’ de su DNI, habilitaba a un extraordinario trío de ataque, el formado por Oyarzabal, Willian y Januzaj. Era una Real más directa que lo habitual, sin la clásica participación en la asociación de Illarra y Prieto, sin la incorporación de los laterales.
Se olfateaba el empate
El juego se desarrolló entre esos ataques fulgurantes visitantes y el intento de ensanchar el campo de los locales, que no dudaron a la hora de valerse de puntapiés abajo y agarrones para parar a los jugadores realistas. Increíble fue que la primera amarilla se la llevara un realista: Llorente. Rulli apenas se manchó los guantes para atajar sendos disparos inocuos de Granell y Maffeo.
Tras el descanso, la Real volvió a encomendarse al talento de los de arriba y la tuvieron Oyarzabal, tras un jugadón de Januzaj, y el belga, que no llegó a un envío de Willian tras un tremendo slalom de Illarra. Pero apretó el Girona y el gol se olía desde Lleida antes de que llegara.
Kevin molestó a Portu ante Rulli en la jugada anterior a la del 1-1, en la que el mismo jugador del Girona se ayudó de la mano antes de apoyarse en Maffeo y centrar al segundo palo a Stuani, que se apoyó en Llorente para anotar de cabeza.
El tanto despertó a la bestia realista, que tuvo tres ocasiones evidentes para ganar en los cinco minutos posteriores, pero el chut de Januzaj se fue fuera tras intimar con el poste, el belga se topó con Bono en el mano a mano y Oyarzabal chutó al muñeco.
Un punto que deja frío y a Noruega. Eso será frío de verdad
Volver a Europa es muy caro y estos puntos que vuelan son determinantes