El partido clave
El
Rosenborg fue el primer contacto que tomó la Real y su afición con la Europa League tras el fiasco de 2014. Muchos entraban al campo algo timoratos, sin saber muy bien lo que se iban a encontrar. Y el equipo noruego ofreció la mejor de las respuestas posibles a los interrogantes de los aficionados blanquiazules. Mostró un nivel muy bajo y los txuri urdin le pasaron por encima. De aquello han transcurrido ya más de dos meses en los que, de alguna manera, la Real se ha bajado de la cresta de la ola en la que vivió aquel inicio de curso y en los que todos hemos tenido tiempo de percatarnos que el hecho de jugar competiciones europeas complica de manera sensible el objetivo de estar permanentemente enganchado a la lucha por las seis primeras plazas en la Liga. Un calendario tan cargado encierra claves como la de Noruega, donde el conjunto txuri urdin afronta aún en noviembre uno de los partidos cruciales de la temporada, uno de esos encuentros que puede marcar el curso. Si los de Eusebio no puntúan allí, el encuentro ante el Zenit no sólo pondrá en juego uno de los objetivos básicos de la campaña -superar la fase de grupos-, sino que también condicionará fuertemente el anterior y el posterior de Liga, ya que a lo largo de esa semana habrá que poner todos los huevos en esa cesta. Y si bien es cierto que el Rosenborg fue un rival amable en Anoeta, no lo es menos que en Lerkendal es otra cosa. El Zenit rescató un empate en la prolongación y el encuentro de mañana, por mucho que no se juegue en unas condiciones climáticas adversas, no será un paseo. Por eso, el entrenador no puede hacer ni la más mínima concesión en Noruega. Es el partido más importante de lo que va de curso