Un Eibar sin ‘punch’ queda eliminado
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El ambiente era gélido en Vigo y prevalecía el silencio. No hablaba nadie y el frío agarrotaba el ánimo. Ni Celta ni Eibar eran contribuyentes al calentamiento de la noche. La colonización del territorio era estéril por parte de los guipuzcoanos y la tarea defensiva de los gallegos, demasiado perezosa como para catalogar el fútbol de Balaídos como espectáculo deportivo.
Los entrenadores, Unzué y Mendilibar, no pareció que tuvieran a la Copa entre sus prioridades. Sus actores de cabecera se quedaron entre bastidores, bien en la suplencia o fuera de la convocatoria. Léase Iago Aspas, Wass o Maxi Gómez por parte celeste. Por ejemplo, Dani García, Inui o Enrich del lado eibartarra. Las alineaciones, entonces, eran dos crucigramas.
El primer lanzamiento entre palos fue al filo del descanso, obra de Hugo Mayo -¡caramba, un titular!- y fue tan manso que costó contabilizarlo como ocasión. En el Eibar, Charles y Kike García se habían acercado al gol con tanta levedad que las acciones no pasaron de la irrelevancia. La tónica era un tratado de mediocridad: un mal pase, una jugada inconclusa, la ausencia de desmarques. Bostezar era una tentación inevitable.
El aura de la Copa no sobrevoló Balaídos. Ninguno de los contendientes se acordó de aquella magia que a veces, cada vez menos, ilumina este torneo que objetivamente está en entredicho: la peor entrada de la temporada en el campo y mayoría absoluta de suplentes sobre el rectángulo. Todos los eufemismos que se quieran utilizar para adjetivar la eliminatoria fueron aplastados por el fútbol ramplón.
Charles y Bebé se animaron. Inquietaron a un Sergio que se empleó con seguridad. Les salió un imitador en el Celta, Emre Mor, alegre en sus conducciones. Sergio Álvarez fue extremista en cuestión de un minuto: paradón a Bebé y pase al contrario. Para no ser menos en mitad del despropósito, Charles pifió con toda la portería para su uso y disfrute.
La nota novedosa la aportó el Eibar. Debutó Azkue en el primer equipo. Si quedaba alguna duda sobre la importancia de la Copa para el Eibar, Mendilibar fue gráfico en su intervención: un debutante al campo y un lateral por otro como segundo cambio. No daba la sensación de que la Copa le quitara el sueño al Eibar.
No desveló a nadie la plomiza noche de Vigo y el aburrimiento se resolvió sin historia. El Eibar no hizo nada del otro mundo, al Celta le sirvió con el mínimo esfuerzo y está en octavos. Todo lo que tenía que ocurrir, se quedó en Ipurua. Salvo el anecdótico gol de Aspas de penalti. Para solaz de los presentes, fue el último suceso del partido
La nota novedosa la aportó el Eibar: debutó el joven Azkue con el primer equipo