Emociones inesperadas

Con los hermanos Gasol, las estrellas de la NBA o incluso muchas más de Euroliga de las que pudieron acudir, las ventanas FIBA hubieran alcanzado un nivel mediático más elevado pero en algunos casos las diferencias en los resultados habrían resultado más abultadas y según qué partidos menos fáciles de ver. La mayor pasión y vinculación por las selecciones, que trasciende los mercados locales, compensó esas carencias y donde no fue posible ver a super-estrellas en acción hubo cierta emoción y competitividad. Con ello quizá no se llega tanto al aficionado nuevo pero sí que es posible consolidar al fiel con un producto más en la rutina de la temporada. La crisis aquí sí que fue una oportunidad.

El caso del España-Eslovenia resultó ilustrativo de ello, con diferencias mínimas, alternativas y exigencia máxima para dos equipos muy parejos y no exentos de calidad. Al final los hombres de Scariolo impusieron su cohesión, trabajo en equipo, defensa y lucidez ofensiva, los valores más exportables de este deporte y meritorios para un grupo que apenas llevaba una semana entrenándose.

“Ha sido un desafío técnico y me he divertido. Estos jugadores tendrán un hueco en mi corazón para siempre y nunca olvidaré estos 10 día”, comentaba Sergio Scariolo tras superar a Eslovenia comparando esta satisfacción incluso con la conquista de una medalla.

Al final, los retos importantes en el basket se encuentran en el lugar más inesperado.