Mundo Deportivo (Gipuzkoa)

La celebració­n fantasma

Griezmann reacciona con discreción a su gol, cuarto en siete partidos a la Real, y festeja con rabia el de Filipe Luis

- Germán Melero Donostia

Ahora que se televisan absolutame­nte todos los partidos habidos y por haber, no pasa inadvertid­o el mínimo detalle. Hasta el punto de que casi pasa a un segundo plano que le marquen un gol a tu equipo en el minuto 87 que signifique la derrota. El quid de la cuestión radica en si el autor celebra o no el tanto que acaba de endosara su ex equipo.

Con una persona de semejante impacto mediático como Antoine Griezmann, el tema amenaza con elevarse a cuestión de estado. El francés noqueó a la Real a tres minutos para el final y parecía que le dolía en el alma haber empujado el balón sobre la línea. ¡Qué honradez! ¡Qué nobleza! ¿O no?

La pujanza de los tiempos que corren está a punto de dilapidar, sin remedio, un lance ancestral del fútbol: el error del árbitro. El VAR fulminará con su verdad absoluta el debate del bar: ¿‘Ha entrado o no el balón’? El gol fantasma de toda la vida. Griezmann se doctoró ayer en la celebració­n fantasma. Nadie lo vio y nadie, salvo él, sabe lo que sintió al entrar con el corazón a la portería de la Real para depositar el balón en la red.

Así que Griezmann reaccionó con discreción al gol que aniquiló los esfuerzos de su exequipo. El cuarto en siete partidos a la Real. Cualquier persona que lea esta afirmación sin tener en cuenta los sentimient­os, es posible que no entienda nada. Así es el fútbol. Para alimentar más la confusión, al francés se le vio festejar con rabia, grito arrebatado­r mediante, el gol que había marcado Filipe Luis para empatar el partido. Pudiera ser que fuera porque le une una estrecha amistad con el lateral brasileño y se alegrara por él.

“Así seguirá siendo”

La moraleja es enrevesada. El canterano de la Real con mayor categoría en las últimas décadas tumba a los txuri urdin, pero no hace siquiera ademán de regodeo alguno. Con el matiz de que un cuarto de hora antes, se deja llevar por la euforia y se expresa sin que le importe contra quién juega. El propio protagonis­ta salió al paso de los sucesos después del partido.

“Ya dije la primera vez que jugué contra ellos que nunca iba a celebrar un gol a la Real”, manifestó Griezmann. Sus siguientes impresione­s se parecieron mucho a una profecía: “Así seguiré hasta que termine mi carrera”, prometió el crack francés ante el micrófono del canal de televisión ‘GOL’.

Su lectura del partido fue más diplomátic­a y, por otra parte, acertada. “Fueron superiores en los primeros 30 minutos”, dijo sobre la Real. “A nosotros nos costó entrar en el partido. Empezamos a presionar más arriba, teníamos ocasiones y no entraban. El segundo entró con el empuje de la gente”.

Para más controvers­ia, le preguntaro­n por si atraviesa su mejor momento. “No”, zanjó. “Tuve muchos mejores. Estoy en el camino”, argumentó. No se refirió más a su celebració­n fantasma. ¿Elegancia? ¿Eufemismo? Menos mal que el VAR no puede terminar con este debate de bar

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SIRVENT, EFE Y GYI Griezmann celebró con rabia el 1-1. Willian José conduce ante Giménez, Illarramen­di acosa a Correa y Oyarzabal pugna con ThomasFOTO­S:
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