Deficiente resistencia
En cuanto el Atlético de Madrid se quitó el disfraz de equipo pequeño y mediocre, que tantas veces le reserva su entrenador pese a su incuestionable potencial, a la Real no le quedó más remedio que dedicarse a achicar agua. Sabido, a estas alturas de la cuestión, que ésta es una tarea que los txuri urdin no es que desempeñen a duras penas sino que lo hacen con especial deficiencia, el destino de un partido en el que los blanquiazules llegaron a ilusionarse con la victoria, era la derrota. Es difícil progresar con unas prestaciones defensivas tan deficientes como las de la Real. Los de ayer fueron los goles 31 y 32 que encaja el equipo en 21 partidos oficiales, lo que no sólo le obliga a marcar uno o dos tantos para, al menos, poder puntuar, sino que empequeñece todas sus virtudes con balón. Las que le permitieron mandar en una primera parte en la que el Atlético hizo una total dejación de funciones, con un repliegue sin presión impropio de un equipo de su talla. El problema es que en esa fase la Real sólo marcó un gol y que en cuanto el Atlético endureció su presión y el partido provocó que la Real fuera incapaz de dar dos pases seguidos, de salir con cierto respiro de su campo y, sino llega a ser por Rulli ,no habría que haber esperado hasta el minuto 87 para ver el desenlace del partido. La capacidad de los txuri urdin para resistir replegados fue minúscula, ya que su presión fue blanda, su capacidad de ganar duelos nula y el posicionamiento táctico de muchos de sus jugadores, deficiente. Como ocurrió ante el Lleida, el gol del Atlético se vio venir durante muchas fases. Llegó a tres minutos para el final pero pudo llegar antes y si la Real no mejora en su comportamiento defensivo, llegarán muchos más que harán estéril el juego con balón