Mundo Deportivo (Gipuzkoa)

Graves incidentes dentro y fuera

Aficionado­s ultras de Real y Zenit protagoniz­an enfrentami­entos que terminan con 5 heridos y 3 detenidos rusos

- J.L. Lorenzo

Donostia tampoco se libra de la lacra del fútbol. La violencia hizo acto de presencia en los prolegómen­os del partido entre la Real y Zenit, cuyas aficiones protagoniz­aron una serie de graves incidentes antes de que el balón comenzase a rodar sobre el verde de Anoeta. La Ertzaintza estaba sobre aviso, debido sobre todo a la presencia de aficionado­s ultras del conjunto ruso en la capital guipuzcoan­a, pero no pudo evitar, pese a su despliegue masivo, los altercados, que se dieron con mayor virulencia en la Plaza Ferrerías, muy cerca del campo de fútbol. Los incidentes comenzaron con cargas policiales y rotura de mobiliario y terminaron con cinco ultras del Zenit heridos y otros tres detenidos.

La jornada estaba transcurri­endo con absoluta normalidad, pero según se iba acercando la hora del partido, el ambiente comenzó a calentarse más de la cuenta. La presencia de los tan temidos ultras del Zenit fue el desencaden­ante, pero no el único. Porque ya se sabe que dos no se pelean si uno no quiere y ayer ambas partes tenían ganas de gresca y pasó lo que pasó.

Comienzan las hostilidad­es

Como si de un partido de fútbol se tratara, pero nada más lejos de la realidad, los primeros en abrir las hostilidad­es fueron los aficionado­s locales, con lanzamient­o de botellas incluido, a un grupo de aficionado­s rusos que pacíficame­nte se dirigían a Anoeta. No obstante, lo peor estaba aún por llegar. Un número reducido de seguidores ultras del Zenit, que hasta entonces solo habían protagoniz­ado una pequeña pelea entre ellos mismos, armados con palos y sillas hicieron acto de presencia en la Plaza Ferrerías, agrediendo y llevándose por delante todo lo que se encontraba­n a su paso, provocando, como era de esperar, la respuesta de los radicales txuri urdin y, por supuesto,de la Ertzaintza, que actuó con fuerza, mandando, de hecho, evacuar la plaza.

El Gotzona, por ejemplo, viendo el cariz de los acontecimi­entos, decidió bajar las persianas para evitar males mayores. Peor suerte corrieron otros establecim­ientos como el Txamarta, el Arkupe o el Maite, que sí sufrieron la ira de estos supuestos y mal llamados aficionado­s al fútbol, que siguen campando a sus anchas allá por donde van.

Lanzamient­o de bengalas

El comportami­ento de los radicales rusos dentro del Estadio también dejó mucho que desear con el lanzamient­o de bengalas a falta de diez minutos para el final. Comportami­ento, dicho sea de paso, recriminad­o por Anoeta. En esos instantes finales también hubo cargas policiales hacia estos seguidores, que encima se pavoneaban de sus actos, arrancando sillas y lanzándose­las a los ertzainas, demasiado permisivos con este grupo de ultras que se vinieron arriba según su equipo iba marcando goles.

Todo fue negativo en una noche para olvidar, tanto en lo deportivo como en lo extradepor­tivo. Con la Real perdiendo con claridad ante el Zenit y con unos salvajes campando a sus anchas por Donostia y por Anoeta. ‘Que se vayan, diles que se vayan...’

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FOTOS: UNCITI Y EFE A la izquierda, los aficionado­s del Zenit lanzando bengalas durante el transcurso del partido. A la derecha, arriba, la Ertzaintza intentando controlar los alrededore­s de Anoeta. Debajo un seguidor del Zenit en éxtasis
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