Cuando el invierno obliga a variar los planes iniciales

Sucede que al entrenar en invierno, las adversas condiciones meteorológicas obligan en ocasiones a suspender las sesiones en el agua: “Suele ser más por problemas de viento porque estamos en el norte y aunque haya frío y lluvia te pones ropa y sales al agua”.

A pesar de que son muy pocas las ocasiones en las que se cancela un entrenamiento en el agua, “el año pasado no hizo falta cambiar ningún plan”, las veces que ocurre se suele sustituir por el remoergómetro y “como suelen ser días en los que juntas a todo el equipo a la misma hora, cosa que en invierno es muy difícil de conseguir entre semana, por no decir casi imposible, también se aprovecha para hacer otras cosas”.

Por ejemplo, “solemos hacer tareas colectivas. Nos inventamos minitriatlones e historias de estas en las que dentro del equipo hacemos grupos y competimos entre nosotros”, algo que califica como “una sesión de trabajo físico y de cohesión de grupo”.

También se aprovecha “para pensar las técnicas, para ver vídeos”. Por eso, “a veces un día perdido de trabajo físico, si eres capaz de aprovecharlo con otras cosas, al final es un día bien aprovechado y que te da mucho bloque de trabajo hecho para el futuro porque, en mi opinión, no hay nada más importante que entender aquello que vas a hacer”. Esos días se utilizan “para explicar a los remeros qué tareas estamos haciendo para que así entrenen sabiendo lo que estamos buscando” porque “entrenar lo que pone en un papel es muy fácil, pero entrenar entendiendo lo que un entrenador quiere conseguir, no es tan sencillo y eso hay que enseñárselo. Y es lo que tratamos de hacer para que entrenen mejor y mejoren más”