Cuando llega el Barça
La mala situación de la Real le obliga a repetir las hazañas de las últimas temporadas ante los azulgranas, de los contrario la crisis aumentará
Esta vez si que vamos a echar mano de la estadística de los último tiempos, porque si en las previsiones que se hacen al conocer el calendario se hubiera dado por presupuestado que los partidos ante Barça y Real Madrid se dan por perdidos, llegamos a un momento tan complicado en la situación de la Real que más vale que no se de nada por perdido antes de jugar el partido.
Si, viene el Barça, ese equipo al que Valverde tiene imbatido en la Liga y que parece imparable. Ahora bien, al técnico azulgrana hay que decirle algunas cosas, a ver si también le entra el mal de cuerpo como a sus predecesores en el cargo cada vez que se anunciaba el partido de Anoeta. El Barça no ha ganado en el campo donostiarra desde el último ascenso de la Real y es cosa curiosa o capricho del sorteo del calendario, pero casi siempre en los últimos años ronda la fiesta de San Sebastián.
De nuevo los tambores sonarán diferentes el próximo fin de semana si lo que el domingo ocurre en Anoeta es que la Real es capaz de frenar a un señor equipo con números estratosféricos. Ya pasó recientemente que llegaban a Donostia a punto de batir el récord de imbatibilidad que aún lo tiene el equipo que entrenó Ormaetxea en la temporada 79-80, pero un emocionante triunfo de la Real sirvió para evitarlo y aquella fiesta es de las que se recuerda.
Tal y como están las cosas, el partido ante el Barça se ha convertido en necesario, muy necesario para Eusebio y los suyos, ya que no han sido capaces de sumar los puntos allá donde parecía que lo debían hacer y llegan las apreturas. Volver a perder significará llegar a la mitad del campeonato con 12 puntos menos, o sea cuatro triunfos menos, que hace una temporada y con el riesgo de seguir perdiendo posiciones en la tabla, alejándose del gran objetivo que en la Liga no es otro que ser de los seis primeros o incluso el séptimo si el rebote copero garantiza un puesto más para al menos jugar las eliminatorias de entrada a la Europa League.
La Real tiene viva su presencia en la segunda competición continental, pero sabe a ciencia cierta que es a través de la Liga como garantizaría esa recurrente participación entre los clubes con vitola y por eso, los resultados de esta primera vuelta dan miedo. Seis triunfos en 18 partidos, tres en casa y tres fuera, son números impropios de quien tiene objetivos de altura y van a obligar a una segunda vuelta de escándalo para no acabar el año sumidos en la frustración.
Por eso, y porque aunque no se puedan sumar más que tres puntos como en cada partido, vencerle al Barça tiene en este momento un plus que puede cambiar la sensación generalizada de que estamos en una crisis galopante. La derrota del pasado domingo en Leganés no ha hecho más que abrir un poco más la herida que supuraba y tan solo un remedio en forma de buen partido y victoria ante el Sevilla había sujetado. Pero la hemorragia sigue y como no se corte cuanto antes puede no haber mucho remedio.
Por eso, y porque ganar al líder imbatido carga pilas, el choque del domingo en Anoeta se ha convertido en más decisivo de lo que se hubiera imaginado la plantilla realista, tan asombrada como su afición por haber llegado a este punto. No deberemos esperar a comprobar si Valverde hace rotaciones o no con tanta ventaja que llevan en la Liga, sino que Eusebio tiene que sacar al mejor equipo, pelear desde el minuto uno al último del partido y dejar claro que la Real tiene que ser otra bien diferente a la que hemos visto en los últimos tiempos. La cita es el domingo en Anoeta y no se permiten más fallos. Como en las temporadas anteriores, el Barça tiene que encontrar en Donostia su campo maldito y nosotros disfrutaremos más en nuestra tamborrada