Asunto visto para sentencia
P ara
no estar acostumbrado a tener que soportar la carga de preguntas beligerantes a la que fue sometido, a Eusebio se le vio reaccionar con seguridad en su exposición pública de ayer. Casi parecía estar haciendo uso de la misma obcecación que pone en práctica en cada partido, cuando antepone el fútbol que ha mascado en Can Barça a cualquier tipo de eventualidad que el partido le depare. En el Metropolitano la novedad fue incrustar a Zubeldia como centrocampista de taco largo y contra el Sevilla Zurutuza fue el coyuntural remedio para anular a
Banega, el mejor creador de los andaluces. Sólo un par de destellos tácticos entre una multitud de avatares que surgen en una temporada. No es un problema cualquiera pero todo aquel que intente hacer cambiar de opinión a Eusebio lo tiene complicado porque el entrenador irá al límite con su cuaderno de bitácora. Si algo dejó claro en la severa rueda de prensa de ayer fue que nada ni nadie está capacitado para convencerle de que el fútbol es plural y heterogéneo como para que admita diversidad de recursos que la Real ni siquiera hace ademán de emplear. Ser un convencido defensor de una actuación, erigirse en un fundamentalista, está bien si los resultados son óptimos, pero no es el caso y han dejado de amparar la propuesta. El aprecio general por el método de la Real sigue existiendo a duras penas, o sea que ni el juego ni sus consecuencias, los resultados, garantizan un futuro de riqueza y bienestar. Eusebio asumió ayer que su responsabilidad es “máxima”, así que no merece la pena llevarle la contraria. Ni conviene hacerlo para discutirle el fútbol que propugna porque él mismo deja el asunto visto para sentencia: no lo cambiará por nada del mundo