UN PROBLEMA DE GASOLINA
Al GBC le sobraron cuatro minutos después de haber logrado la remontada ante el Gran Canaria La ausencia de Agbelese pesó demasiado a la hora de oponer más resistencia a un rival tan completo
Gipuzkoa Basket es un equipo con alma, con espíritu y con talento. Solo así, conjugando estas tres virtudes, se puede resurgir de la manera en la que lo hicieron los jugadores del conjunto donostiarra ante un rival tan cualificado como el Gran Canaria, que había puesto muy de su lado el partido en el inicio del tercer cuarto. Los de Luis Casimiro ganaban por 20 puntos (32-52) allá por el minuto 23; en el 36 el marcador indicaba un 7070 consecuencia de la mayor intensidad defensiva de los locales y de la portentosa actuación del base canadiense Kenny Chery, que capitalizó toda la ofensiva para irse a los 24 puntos de anotación. Con su partido se fueron animando otros como Joan Pardina, con dos triples clave en el momento oportuno para equilibrar el encuentro, y por supuesto Henk Norel que, al final, fue otro de los elementos imprescindibles para casi ganar el choque.
Sin embargo y cuando parecía que el GBC había hecho lo más difícil, es decir, enjugar la enorme desventaja de 20 puntos ante un equipo tan completo como el canario, llegó el bajón. Al GBC no le quedó más gasolina, ya no tenía más fuerzas para en esos últimos cuatro minutos y al amparo de su gente solucionar una situación que sí supo arreglar el Gran Canaria, con más efectivos y con jugadores muy contrastados en la categoría y en este tipo de finales. Albert Oliver, siempre acertado en Illunbe, y DJ Seeley por fuera, y Pasecniks por dentro resolvieron un partido que primero fue igualado, después dominado por los visitantes y que en el último cuarto mostró la mejor versión de los donostiarras.
Las reflexiones de Fisac
El duelo del domingo deja varias reflexiones: la primera la dejó muy clara el entrenador Porfi Fisac en su comparecencia de prensa. “Nos están penalizando en exceso los re- sultados positivos, no somos capaces de asimilarlos”. Lo cierto es que su equipo salió al partido con una marcha menos, lo que le costó jugar después mucho tiempo en contra del marcador y llevar a cabo un esfuerzo titánico en lo físico que al final le pasó factura. Esta fue una de las claves, ya que el juego interior sin Danny Agbelese estaba muy mermado para oponer una resistencia mayor a gigantes como Balvin (2,17), Pasecniks (2,16) o Fischer (2,11), sobre todo porque Casimiro dispuso de tres ‘cincos’ por solo un del GBC (Norel).
También Fisac se refirió a la falta de trabajo y ambición en los dos primeros cuartos, en los que se vio a un GBC errático y superado por el rival. “Esta es una Liga que necesita trabajo y ambición siempre, y esto es lo que nos faltó en los dos primeros cuartos. Después, la segunda parte ha sido muy diferente, que es como tenía que haber sido desde el principio. Si lo hubiéramos hecho así ya me hubiera gustado ver el resultado”, sentenció el entrenador del conmos junto guipuzcoano.
En el plano positivo, el entrenador del GBC se mostró “feliz por cómo supo empujar el equipo, por su ambición después del descanso, por su actitud y porque fueron capaces de remontar con trabajo y talento”.
Chery y Pardina
Otra de las grandes noticias fue, sin duda, la exhibición del base canadiense Kenny Chery que sigue en un estado de forma excepcional. Chery ha promediado en los últi-
seis partidos 17,3 puntos de anotación, logrando en los dos más recientes sus mejores registros. Ante el Betis valoró 28 créditos y fue el MVP de la jornada tras anotar 24. Este domingo sumó otros 24 puntos, fue el artífice de la remontada y se quedó en 26 de valoración. Lo cierto es que, ante la baja aportación de Jordan Swing en los dos últimos meses, es el canadiense el que ha cogido la responsabilidad de convertirse en el anotador del equipo, algo para lo que estaba llamado cuando se le fichó y que, por diferentes motivos, no acababa de lograr.
No solo brilló Chery, también lo hizo por momentos Clark, Norel y el alero Joan Pardina, que aportó ocho puntos, con dos triples, y que jugó 21 minutos, precisamente el partido con más presencia en la pista del catalán, obligado todavía a jugar con una máscara protectora tras su fractura en el tabique nasal de hace varias semanas