Conflicto a la vista con Trump
Tres jugadores de los Eagles dicen que no irán a la Casa Blanca
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se alegró de que ningún jugador se arrodillase durante el himno en la presentación de la Super Bowl, pero sus diferencias con los deportistas están lejos de arreglarse. Al menos tres componentes de los Philadelphia Eagles –Malcolm Jenkins, Torrey Smith y Chris Long– anunciaron que no asistirán a la recepción a los campeones en la Casa Blanca. Los Eagles dieron la campanada al imponerse por 33-41 a los New England Patriots, favoritos bajo la dirección del quarterback Tom Brady y el entrenador Bill Belichick.
“Personalmente no anticipo asistir a esa cita”, señaló en la cadena CNN Jenkins, que dijo no tener ningún mensaje para Trump. “No, no voy a ir a la Casa Blanca. ¿Estás bromeando?”, exclamó Long, que ya desestimó la misma invitación el año pasado cuando ganó el título con los Patriots, su anterior club.
Smith ya lamentó días antes de la Super Bowl que Trump cargase contra los compañeros que protestaban contra el racismo en el país. “No estamos protestando contra el himno, sino que es una protesta durante el himno”, aclaró el receptor afroamericano. Después de la final del domingo, Trump felicitó al equipo de los Eagles por su “estupenda victoria”, pero su conflicto con el fútbol americano sigue abierto de par en par.
De hecho, llueve sobre mojado desde que Colin Kaepernick, siendo jugador de los San Francisco 49ers, fue el primero en protestar arrodillado mientras sonaba el himno para denunciar la brutalidad policial contra los negros. “No me voy a levantar para mostrar orgullo de una bandera de un país que oprime a la gente negra. Para mí esto es más grande que el fútbol y sería egoísta por mi parte mirar a otro lado. Hay muertos en las calles”, declaró Kaepernick.
A Trump no le hicieron ni pizca de gracia aquel gesto ni aquellas palabras. El actual presidente de EE.UU. ya ha tenido serios encontronazos con otras figuras del deporte estadounidense, con Ste- phen Curry a la cabeza. El base de los Golden State Warriors anunció que no pensaba acudir a la Ca- sa Blanca cuando se coronaron campeones de la NBA.
Precedente con Stephen Curry
“Con suerte, eso inspirará algún cambio en lo que toleramos en este país y en lo que apoyamos, lo que se acepta y aquello ante lo que nos hacemos los tontos”, expresó Cu- rry. No fue el único. Trump reac- cionó retirando la invitación al equipo. La indignación creció.
Por su parte, muchos jugadores de la NFL de- cidieron seguir arrodi- llándose durante el himno americano, so- bre todo después de que Trump, en un mitin, exigiera a los propieta- rios que expulsasen de los equipos a los jugado- res rebeldes. “Echad a esos hijos de perra del campo ahora mismo”, soltó el presidente, obviamente sin mano izquierda ni palabras conciliadoras para intentar re- conducir el conflicto.
Por otro lado, la Super Bowl ofreció un espectáculo de primera categoría, pero no se tradujo en unos índices de audiencia destacados: fue la más baja desde 2009 entre Pittsburgh Steelers y Arizona Cardinals, que dejó un prome- dio de 98,7 millones de telespecta- dores por los 103,4 del domingo pasado, un 7% menos que los da- tos de la NBC de 2017 (111,3 millo- nes). El récord data de 2015 (114,4) entre Patriots y Seahawks
La recepción a los campeones de la Super Bowl podría sufrir algún cambio