No puede ser un oasis
La goleada al Depor ha reactivado la moral de la tropa. No sólo la del equipo, necesitado como dijo el lunes De la Bella de esa alegría que se respira en el arranque de una semana después de vencer, sino también la de la afición. La Real se enfrenta al momento decisivo de la temporada. Con remotas opciones, salvo espectacular recta final, de llegar a Europa en la Liga y sin Copa, todos los chutes de adrenalina pasan por una Europa League en la que espera un rival, el Red Bull Salzburg, al que en el propio club entienden que deben eliminar. La expectativa de una campaña continental con atractivas emociones en los tres últimos meses de competición, unos octavos de final frente a un adversario de relumbrón, es el asidero más tangible al que pueden agarrarse los txuri urdin. Derrotar al Depor ha sido imprescindible para no llegar a ese cruce europeo con un aura de equipo perdedor que, sin duda, habría condicionado para mal a la Real ante los austriacos, le habría restado potencial. No cabe duda de que otra buena actuación en el Bernabéu, qué decir puntuar o ganar, no sólo rearmaría definitivamente a los de Eusebio de cara al doble envite contra el Salzburgo sino que podría incluso llegar a ser un punto de inflexión en una temporada complicada, antes de encarar el tercio final de competición. Ganar al Depor era obligado y la Real lo logró de forma incontestable. Ahora bien, no podemos olvidar que hablamos de la segunda victoria en Liga en los 11 últimos partidos. El equipo tiene ahora en su mano evitar que ese triunfo no sea un oasis, evitar que los próximos tres meses se parezcan en algo a los tres últimos. De lo contrario, todo saltará por los aires y será inevitable, en contra del criterio de Aperribay, cambiar a las personas para superar la crisis