La huida despertó al vestuario
Los jugadores de la Real se conjuraron tras perder a uno de sus capitanes y volvieron a golear para apuntalar la remontada
La pasada semana pasó a la historia y terminó de la mejor manera posible, después de que hasta el viernes -mi día es esta contraportadase amontonaran sucesos que generaron muy mal rollo. Pero los jugadores se pusieron el buzo de trabajo, se conjuraron ante el agravio y con su goleada al Depor, unido a la reacción del Consejo que consiguió un fichaje relámpago de otro central para su plantilla, dan la sensación de haber dado la vuelta el panorama.
Quedó aparcada la catarsis en el banquillo, deja de ser prioritaria la destitución del entrenador, algo que estaba en el ambiente, pero me da que solamente en el ambiente, porque sigo convencido de que Aperribay no va a cesar a Eusebio al menos hasta el final de temporada y que lo del cambio de entrenador es más una presión externa que lo que de verdad se barrunta en los pasillos de Anoeta.
En una reacción meteórica, con lo que se demuestra que también se pueden hacer fichajes rápidos aunque lleguen de otras ligas, Héctor Moreno se metió en un vuelo privado y, visto y no visto, ha cambiado la camiseta de la Roma por la de la Real. O sea que lo de a rey muerto rey puesto se convirtió en una realidad y hasta hay creencia general de que el fichaje va a mejorar al jugador que se fue, por mucho que estuviera planteado como líder del equipo para un futuro inmediato.
Moreno necesita jugar porque quiere seguir siendo el capitán de México en el mundial de Rusia.
Ya escribí en caliente la pasada semana lo que pensaba de la marcha del futbolista de Ondarroa y de todas las lindezas que quedaron en el ambiente la que más me hizo pensar fue aquello de que “vengo al Athletic, entre otras cosas, porque en este equipo no se conforman con estar en la mitad de la tabla”. Dicho por quien lo dijo y al día siguiente de irse es como para imaginar que la relajación es uno de los males que se ha instalado en el vestuario de la Real. Eran palabras de uno de los capitanes y dejó en el aire la sensación de que lo que le movía a salir, entre otras cosas, era la poca ambición que vivía donde estaba.
Así que tuvo que suceder esta huida para que sus excompañeros saltaran al campo con una rabia especial, porque ante el Depor salieron al aire reivindicaciones que parecían aparcadas. Solo hace falta que continúe la misma tónica y el partido ante los gallegos no haya sido flor de un día. La Real está muy por debajo de lo que se esperaba y queda aún camino hasta la meta como para remontar. Si la medicina ha sido esta de los últimos acontecimientos, habrá que darlo por bien empleado.
Lo cierto es que la sensación hoy es otra a la de hace justo una semana y parece que se han arreglado algunos aspectos que parecían inamovibles y llevaban al equipo a la deriva. Hasta cuatro de los no habituales pasaron al ‘once’ titular y además fueron de los mejor puntuados por su actuación. La renovación le vino bien al grupo y ahora, el entrenador tiene frente a si más opciones que las que barajaba y eso, cuando el calendario vuelve a hacerse más intenso, puede ser una buena salida para devolver a todos esa confianza que volaba.
Viene bien darle la vuelta a una trayectoria errante precisamente ahora que está cercano el regreso a la Europa League, que es donde para esta temporada se han cargado las armas y se trata de llegar lejos, superar al Salzburgo y seguir camino hacia unas alegrías que también las necesita una afición decepcionada. No es casualidad que para un partido decisivo como el que jugaba la Real ante el Deportivo hubiera menos de media entrada del actual aforo de Anoeta. Hay que recuperar la ilusión y se consigue a base de demostraciones como la del viernes pasado. Siempre así. ¡Qué buen sitio el Berrnabéu para triunfar!