Dos años en una vida
El destino le ofrece a Agirretxe, inmerso en una pelea titánica contra sí mismo y los elementos, la ocasión de volver a ser titular allí donde empezó todo
Dos años en la vida de una persona pueden ser cortos o interminables. Según las circunstancias personales que afecten a ese tramo vital, a priori menor en una larga existencia. Si uno es futbolista profesional y los pasa inmerso en un oscuro túnel en el que muchas veces es imposible atisbar la salida, no es difícil imaginar que la frustrante sensación debe ser lo más parecida a estar en un mundo irreal, en el que el tiempo se detuvo sin solución de continuidad.
Si en algún momento habría deseado Imanol Agirretxe que el tiempo se detuviera fue aquel maldito 30 de diciembre de 2015. Unos instantes antes de que una temeraria, a más no poder, salida de Keylor Navas condicionara con gravísimas consecuencias la carrera de, por entonces, uno de los mejores delanteros centros de Europa. No sabemos qué habría sido de Agirretxe si Navas no hubiera segado el mejor momento de su trayectoria profesional. Lo que sí sabemos es que, a los 28 años, vivía un momento espectacular, que había marcado 13 goles en 16 partidos y que, desde entonces, el delantero usurbildarra ha vivido un calvario del que no ha terminado de salir.
Dos años en la vida de una persona pueden parecer pocos pero en un club de fútbol es un mundo.Suceden multitud de acontecimientos. Desde que Agirretxe se lesionó en el Bernabéu han pasado tantas cosas que, por ejemplo, Eusebio acababa de llegar y ahora ha estado al borde de la destitución, la Real ha entrado en Europa y, sobre todo, han ido y han venido futbolistas. El día de la lesión de Agirretxe, Jonathas era el delantero centro de la Real -jugaron juntos de hecho- y, en estos dos años largos, han aparecido en escena Willian José, Juanmi o Jon Bautista, además de que se ha consolidado como un pilar indiscutible Mikel Oyarzabal lo que, incuestionablemente, ha variado por completo el escenario del ataque de la Real Sociedad.
El fútbol no entiende de pasados, por muy lustrosos que sean, y sobre todo no espera a nadie. Y en ese punto está Agirretxe, que dentro de dos semanas cumplirá 31 años, en una titánica pelea, no sólo contra sí mismo, sino contra los elementos. Luchando por intentar volver a ser quién fue, frente a una competencia que no tenía cuando él era el actor principal de una posición en la que, en este tiempo, la Real ha inyectado toneladas de músculo, en cantidad y calidad. Es posible que, de alguna manera, Agirretxe en estos momentos se conforme con poder desarrollar su profesión sin dolores, sin molestias. Con poder olvidarse durante un tiempo de la enfermería, con poder aspirar a trabajar a alta intensidad sin miedo a recaer, con el objetivo claro de recuperar su trono.
Porque la gente, agradecida, sí que no olvida. Y recuerda, con la piel de gallina, todo lo que Agirretxe les ha hecho disfrutar, todo lo que les ha dado en diez años de presencia en el primer equipo. Y por eso la gente no se conforma con que el delantero sea un actor secundario, porque no lo merece. Porque el destino le debe que pueda recuperar un estatus a la altura de su categoría, profesional y humana.
Y en éstas, ese destino, tan caprichoso, le reserva la posibilidad, debido a la lesión de Willian José ,de volver a ser titular hoy en el Bernabéu, allí donde empezó todo. Eusebio y su valentía tienen la palabra. Sería la mejor forma de cerrar el círculo