RIDÍCULO TERAPEÚTICO
Una Real patética y blanda vuelve a las andadas y sirve de aspirina al Real Madrid antes de su final ante el PSG Los blancos ganaban 4-0 en el 36’, con dos postes, y los goles de Bautista e Illarra tras el descanso no arreglan nada
600 aficionados de la Real se dieron cita ayer en el Bernábeu. 600 almas txuri urdin que habían paseado sus bufandas por la capital y que albergaban la esperanza, un tanto utópica, de celebrar por un fin una alegría en el coliseo blanco. 600 cabezas que se querían meter debajo del asiento por la vergüenza que les hicieron pasar los suyos. Era la gran oportunidad. El peor Madrid en lustros. Unos jugadores pitados por los suyos hasta en el calentamiento. Un ambiente convertido en un polvorín que habría estallado con sólo sujetar el resultado inicial durante un tiempo. Pero la ilusión, el sueño de conquistar por fin el Bernabéu -van a pasar ya 15 años sin hacerloy dar continuidad al triunfo ante el Deportivo, duraron exactamente 50 segundos, los que tardó Lucas en marcar el primero y desnudar las miserias de una Real patética que ni compareció. Blanda como el merengue, qué paradoja. Qué ridículo.
Una semana entera para preparar el partido, con el subidón y la motivación propia de haber goleado al Deportivo, más los rescoldos de rabia por la espantada de Iñigo para perpetrar semejante esperpento desde el primer suspiro del envite. Una vez más, el Real Madrid encontró su mejor bálsamo y su terapia más idónea en el partido contra la Real, su juguete favorito. Que pase el Paris Saint Germain, pensarán ahora. La Real siempre pierde aquí. Es el ritual de lo habitual; pero lo de ayer fue muy sangrante.
La baja de última hora de Willian José, goleador txuri urdin y engrasador del juego ofensivo, no puede justificar semejante despropósito, la falta de intensidad, de concentración, de alma, de fútbol. Sila Reales la que sevioanoche, si ésta es la Real que queda para el resto de la temporada, si se va a parecer a la de ayer, hay motivos de sobra para preocuparse y mirar a la frontera con el 18º. Y ojo porque hay escuadras como el Alavés y Las Palmas que están espabilando.
Se siguen buscando tres equipos peores y un portero que pare
A cinco días del encuentro de ida ante el Salzburgo de la Europa League, auténtica vía de escape de la temporada, el equipo de Eusebio dio síntomas de no haberse curado de su enfermedad. Sí, era el Bernábeu, su anual Waterloo, pero ante un Madrid menor con la mente puesta en otra parte.
50 segundos para el 1-0
El entrenador realista decidió introducir al recuperado Zurutuza por Zub el di aya Juan mi por el Willian José. Y por ahí comenzó la hemorragia. El Madrid embotelló a una Real sin defensa ni portero, que además se asfixiaba en su campo porque no encontraba su referencia habitual. Recuperar pronto al brasileño debe ser cuestión de estado en la Real.
Para el minuto 36 de partido, el Madrid ya había metido cuatro goles y había estrellado dos veces el balón en los palos y su supuesta estrella, Cristiano Ronaldo, particularmente negado este curso, se había reconciliado con la grada con dos ‘txitxarros’ y una asistencia. Luego anotó el tercero en su cuenta para solaz de Chamartín y para engordar sus cifras. Hasta Zidane volvía a sonreír porque le funcionaban los meritorios: Lucas marcó de cabeza el primero y Asensio era un tsunami para la
defensa visitante apareciendo por todas partes.
No se salvó ninguno en la Real. En el 1-0, De la Bella pierde lastimosamente de vista a Lucas, que remata fácil. En el 2-0, Canales y Odriozola, blandos, permitieron el avance de Marcelo y Aritz se despistó ante Cristiano, que marcó. En el 3-0, nadie intercepta la carrera en horizontal de Carvajal por el balcón de área y debió ser el hombre invisible el que trató de taponar el chut con rosca de Kroos, muy bueno pero muy sencillo. En el 4-0, Aritz pierde la marca de Cristiano, que cabecea fácil un córner botado por Modric. En medio, un palo de Benzema y otro de CR7.
Rulli volvió a su versión clásica del año, todo lo que fue a portería terminó en gol y además regaló el quinto, con un rechace fácil hacia centro tras un inocente disparo de Bale. A Illarramendi volvió a devorarle el Bernabéu en la primera hora de partido y estuvo garrafal. Oyarzabal debió ponerse las botas al revés, Prieto no estaba y Juanmi fue un aliado blanco.
Vaya, que tras el descanso se vio otro partido porque el Madrid se desconectó, se relajó, se tumbó en la hamaca, pidió un mojito y se puso a esperar la llegada del partido del miércoles. Claro que se vio una Real más compacta, más agresiva -De la Bella dio la primera patada en el minuto 46- y más auténtica, dueña del balón. Pero el partido, con 4-0, ya era historia. La primera parte fue real, la segunda, ficción. Un espejismo.
Se estrenó Bautista
Al Madrid no le subió ni una pulsación cuando Juanmi cabeceó al poste un córner botado por Canales en el minuto 46, ni cuando Illarramendi rozó la escuadra en un libre directo en el 68’, ni, por supuesto, cuando Bautista anotó el 4-1 con 17 minutos por disputarse. Primer gol de la temporada en Liga para el de Errenteria, que batió a Keylor con la zurda con una faci- lidad pasmosa tras una buena dejada de Oyarzabal.
Zidane comenzó a dar descanso a algunas de sus piezas más interesantes y minutos a cracks reservados como Isco -menudo ridículo hizo en su carrera con Aritz- y Bale, que esta vez no aniquiló a la Real, pero sí puso en evidencia a Rulli. Su chut desde la frontal era para ser atajado. Y regaló el cuero a Cristiano.
El final del partido sólo sirvió para que Illarra engrosara su increíble cuenta goleadora -con seis, ya es el segundo artillero del equipo junto a Oyarzabal- a la salida de un córner.
La Real vuelve al punto de partida, con otro manotazo en la cara. Sí, fue en el Bernabéu, pero dio mucha vergüenza
Tras el descanso, el dominio fue ficticio y los goles, consentidos; ya no había partido